La Libertad de Prensa que establece Reporteros Sin Fronteras (RSF) muestra que la principal vacuna contra el virus de la desinformación, el periodismo, está total o parcialmente bloqueada en el 73% de los países que analiza la organización.
Las cifras corresponden al número de países coloreados en rojo o negro en el mapa mundial de la libertad de prensa, es decir, aquellos en los que el periodismo se encuentra en una “situación difícil” e incluso “muy grave”, y a los clasificados en la zona en color naranja, donde el ejercicio de la profesión se considera “problemático”.
Graves impedimentos en 73 de los 180 Estados del ranking establecido por RSF, y obstáculos en otros 59, lo que en total supone el 73% de los países evaluados.
El barómetro Edelman Trust 2021 revela una preocupante desconfianza de la ciudadanía hacia los periodistas: el 59% de las personas encuestadas en 28 países creen que los periodistas están tratando de engañar deliberadamente al público al difundir información que saben que es falsa. Sin embargo, el rigor y el pluralismo periodístico permiten contrarrestar la desinformación y las “infodemias”, o sea, las manipulaciones y los rumores.
“El periodismo es la mejor vacuna contra la desinformación”, afirma el secretario general de RSF, Christophe Deloire. “Por desgracia, su producción y distribución se ven bloqueadas con demasiada frecuencia por factores políticos, económicos y tecnológicos, y, en ocasiones, incluso culturales. Ante la viralidad de una desinformación que sobrepasa fronteras, a través de plataformas digitales y redes sociales, el periodismo es el principal garante del debate público basado en una diversidad de hechos establecidos”.
Por ejemplo, frente a la Covid-19, los presidentes Bolsonaro en Brasil (111º, -4) y Maduro en Venezuela (148º, -1) han hecho promoción de medicamentos cuya efectividad nunca ha sido probada por la medicina.
En Irán (174º, -1), las autoridades han reforzado su control sobre la información y han multiplicado las condenas a los periodistas para minimizar mejor la cifra de muertes relacionadas con la Covid-19.
En Egipto (166º), el poder del presidente Al Sisi prohíbe sin más la publicación de cifras sobre la pandemia que no sean las del Ministerio de Salud.
En Zimbabue (130º, -4) encarcelaron al periodista de investigación Hopewell Chin’ono poco después de que revelara un escándalo de malversación de fondos públicos en la compra de material destinado a luchar contra la epidemia.
Noruega ocupa el primer lugar de la tabla, aunque los medios han señalado una falta de acceso a la información pública sobre la pandemia., junto a Finlandia, Suecia y Dinamarca son los cuatro primeros en la edición 2021 de la Clasificación confirma así que existe cierta forma de “hegemonía nórdica” o, dicho de una forma menos arrolladora, de “modelo nórdico”.
La zona en blanco del mapa de la libertad de prensa -que indica una situación para el ejercicio del periodismo, si no óptima al menos sí muy satisfactoria
En la zona en rojo también se encuentran la India (142º), México (143º) y Rusia (150º, -1), que ha desplegado su aparato represivo para limitar la cobertura mediática de las manifestaciones por el opositor Alexei Navalny.
China (177º), que sigue llevando a niveles sin precedentes la censura, la vigilancia y la propaganda en internet, se mantiene estable en la zona más crítica de la Clasificación: la que aparece coloreada de negro en el mapa mundial de la libertad de prensa.
Europa y América (Norte, Centro y Sur) siguen siendo los continentes más favorables a la libertad de prensa, incluso teniendo en cuenta que América Latina registra el mayor desgaste en las puntuaciones regionales este año