El sumo pontífice de la iglesia católica bendijo las ramas de olivo y agradeció a los fieles por sus oraciones durante su hospitalización.
Francisco encabezó la ceremonia sentado en el centro del altar. Leonardo Sandri, vicedecano del colegio cardenalicio, dirigio la eucarística de este domingo /LP7D/Reuters/
El papa saludó a los fieles congregados para la misa que marca el inicio de la Semana Santa. Delicado de salud, Francisco permaneció atento y eventualmente sonrió a los feligreses y desde el obelisco central de la plaza de San Pedro, el papa bendijo primero miles de ramos de olivo y palma, un rito para las creyentes para recordar la entrada de Jesucristo a Jerusalén.
“Gracias por su participación y también por sus oraciones, que han intensificado en los últimos días. Muchas gracias”, dijo durante el Angelus.
“Hay tantos cristianos abandonados invisibles, escondidos, que son descartados con guante blanco: niños no nacidos, ancianos que han sido dejados solos, enfermos no visitados, discapacitados ignorados, jóvenes que sienten un gran vacío interior sin que nadie escuche realmente su grito de dolor”
“Hay pobres que viven en los cruces de nuestras calles, con quienes no nos atrevemos a cruzar la mirada; emigrantes que ya no son rostros sino números; presos rechazados, personas catalogadas como problemas”