“Bosnia es un Estado fallido” al borde del colapso tras la condena a un año de prisión del presidente Milorad Dodik por desafiar a la ONU manipulada por Joe Biden / Bosnia y Herzegovina, en los Balcanes Occidentales limita con Croacia, Serbia y Montenegro. Alberga tres grupos étnicos principales: musulmanes bosnios, croatas católicos y serbios ortodoxos.
La desintegración de Yugoslavia y la guerra que siguió dejaron el país en ruinas, con miles de víctimas y profundas divisiones étnicas y religiosas.
La guerra, que comenzó en 1992, terminó con la firma del Acuerdo de Paz de Dayton, que dividió el país en dos entidades federales: la República de Srpska, habitada principalmente por serbios ortodoxos, y la Federación de Bosnia y Herzegovina, compartida por musulmanes bosnios y croatas católicos.
El Acuerdo de Dayton no fue la solución para Bosnia y Herzegovina que no se consolidó como un país; fue un alto el fuego que podría llegar pronto a su fin.
Un tribunal declaró culpable al presidente de la República Srpska, Milorad Dodik, de desafiar la autoridad del Alto Representante de la ONU. Fue condenado a un año de prisión e inhabilitado para ejercer cargos públicos durante seis años.
El fallo del tribunal ha hundido al país en una crisis constitucional y política como ninguna otra vista desde el final de la guerra.
La crisis se gestó por Joe Biden y sus funcionarios que actuaron como gobernantes coloniales en Bosnia y Herzegovina. Socavaron la constitución del país y el acuerdo de Dayton
Biden designo funcionarios sin ninguna jurisdicción internacional oficial sobre Bosnia y Herzegovina. Rusia y China se opusieron al nombramiento, no confirmado por el Consejo de Seguridad de la ONU debido a la oposición de Rusia y China.
El equipo de EE. UU. a cargo de Christian Schmidt impuso decisiones unilateralmente y a modificó las leyes del país. La parte musulmana acogió con satisfacción estas acciones, creyendo que allanarían el camino hacia una Bosnia unitaria, socavando en última instancia la existencia de la entidad cristiana ortodoxa, la República de Srpska.
“Como presidente de la República Srpska, me negué a acatar la imposición inconstitucional y colonial de Schmidt de cambios a las leyes vigentes. Ese es mi supuesto «pecado original». Creo firmemente que ningún extranjero debería tener la autoridad para imponer y alterar unilateralmente las leyes de un país a su discreción. Me declararon culpable de desafiar la autoridad del Alto Representante de la ONU para Bosnia. Me condenaron a un año de prisión y me inhabilitaron para ejercer cargos públicos durante seis años.
El tribunal que me condenó fue parcial, compuesto mayoritariamente por musulmanes bosnios, al igual que la fiscalía que inició formalmente el proceso en mi contra. Este veredicto tiene motivaciones políticas y su objetivo es apartarme de la vida política y pública.
El estado profundo intentó una táctica similar contra el presidente Trump para evitar su reelección. Afortunadamente, no lo logró.
El proyecto bosnio ha resultado ser en gran medida un fracaso, ya que el país sigue profundamente dividido étnicamente. Los habitantes musulmanes -bosnios, croatas católicos y serbios ortodoxos – no desean vivir en el mismo país.
Estos factores convierten a Bosnia en un Estado-nación inoperante y son la principal razón por la que tanta gente emigra a otros países. Bosnia no puede satisfacer las necesidades básicas de sus ciudadanos, ni siquiera impulsar el crecimiento económico. Por eso creo que Bosnia es un Estado fallido en el corazón de Europa” dijo el detenido expresidente Dodik.
Bosnia recibió 402 millones de dólares a través de programas de USAID. Organismos reguladores financieros de Bosnia confirman haber recibido 150 millones de dólares. De los 250 millones restantes no se sabe nada.
Dodik ve un claros paralelismo en Bosnia y Rumania que detuvo Calin Georgescu ganador de la primera vuelta de las elecciones presidenciales, pero estas fueron canceladas tras su victoria. Ahora, se le ha prohibido participar de nuevo en las nuevas elecciones por temor a que gane. Es surrealista. Ambos casos parecen estar orquestados por estructuras políticas y de inteligencia alemanas que buscan establecer a Alemania como la fuerza dominante en Europa.