Una corte Francesa anuló la condena al propietario de un gallinero que había recibido quejas de sus vecinos
Definitivamente, el canto del gallo no constituye un ruido molesto para los vecinos en la campiña, dictaminó este jueves el tribunal de apelaciones de Chambéry (sureste de Francia), anulando una sentencia en primera instancia, informó una fuente judicial.
Daniel Bauquis, un agricultor de la localidad de Saint-Sylvestre (Alta Saboya), había sido declarado culpable y condenado a pagar más de 4.000 euros en concepto de multas y daños a los vecinos, que presentaron una denuncia e hicieron que un agente judicial registrara el ruido. “37,9 decibelios registrados”, según recordó Bauquis.
El caso del gallo Maurice en 2019 había sentado un precedente. Ese animal, que vive en la isla de Oleron, fue acusado por los vecinos de cacarear demasiado fuerte pero los tribunales acabaron dándole la razón, obligando a los demandantes a pagar 1.000 euros de indemnización a sus propietarios y a pagar las costas judiciales.