Desde el estadio de Sevilla animando hasta el cielo están sucediendo cosas históricas, campeones tras 42 años. En Frankfurt, la ciudad está patas arriba: el triunfo en la Europa League desencadena un entusiasmo exuberante.
Su segunda copa en Europa luego de la consagración obtenida en el mismo torneo en la temporada 1979/1980 cuando se llamada Copa de la UEFA.
43 mil aficionados coparon el Estadio Ramón Sánchez-Pizjuán en Sevilla, se vivió una fiesta inolvidable. A kilómetros de allí en Frankfurt millones de televisores testimoniaron y entonces no ha parado, lo único que se reprodujo frente a pantallas gigantes de la terraza del club en esta noche mágica de miércoles a jueves fue lo que ocurría por toda la ciudad.
El partido terminó igualado 1-1 en los 90 minutos y tampoco pudieron sacarse diferencia en el alargue. En el cierre de los doce pasos llegó la definición. El Colombiano Rafael Borre es la figura, dio el gol del empate en los 90 iniciales y pateo el definitivo penal, el del triunfo.
El triunfo del Eintracht en la Europa League sobre el Glasgow Rangers envió a una ciudad entera al estado de emergencia. No pasó mucho tiempo antes de que comenzaran las primeras caravanas con bocinazos salvajes y fanáticos desinhibidos que celebraban. Y no es un pronóstico atrevido: las banderas blancas y negras del Eintracht que ondeaban por doquier lo serán aún más en el futuro.
Ahora es en el Römer de Frankfurt: también es una expresión de auténtico entusiasmo por el Eintracht, una vez conocido como la “diva malhumorada del Meno”. En el pasado reciente, ha hecho mucho bien y muy poco mal para llegar al corazón de la gente. Difícilmente puede haber mayor reconocimiento para el club tradicional cuando los escolares conocen desde hace tiempo los himnos populares del Eintracht, desde “Blanco y negro como la nieve” hasta “En el corazón de Europa”, por dentro y por fuera.
Casi nadie en Frankfurt pensaría en convertirse en seguidor del FC Bayern o del Borussia Dortmund: Frankfurt ofrece todo lo que un aficionado al fútbol podría desear, independientemente de su edad, nacionalidad, sexo o religión.
No es producto de la casualidad. “En los últimos seis años hemos estado cinco veces en semifinales de la Copa DFB o de la Europa League”.