La Organización de Naciones Unidas – ONU en tres votaciones de su asamblea general ha condenado por mayoría la invasión de Rusia a Ucrania, no quiere decir esto, que esas mayorías apoyen las sanciones que occidente ha impuesto a Rusia.
Occidente, incluye a los países del hemisferio norte, Europa, Estados Unidos, Canadá y se incluyen Japón y Australia. Y existe el llamado Sur Global que lo integran países de África, Asia y Latinoamérica, ahora más reticentes al acompañamiento de la estrategia occidental de aislamiento a la economía rusa. Le apuestan a una solución diplomática contraria a la de guerra.
La posición del Sur Global genera decepción en occidente y da esperanzas a Rusia. El Sur global ha entendido que puede sacar mejor provecho a las guerras ajenas cuando occidente se enturbia y un nuevo orden mundial se integra.
Tras la caída del muro de Berlín, occidente concentró su riqueza en la industrialización y proyección como institución, en tanto el miedo y el sometimiento siguieron siendo la esencia en el sur global; el subdesarrollo en medio de ideologías de democracia y socialismo recrudecieron durante la guerra fría, hoy se convive con una realidad diferente, no existe alineación frente a la guerra en Ucrania.
Las votaciones ONU muestran una división por grupos; quienes condenan a Rusia, los que se inclinan por occidente, los que se inclinan a Rusia, los que apoyan a Rusia y los neutrales.
Al menos un tercio de la población mundial vive en estados de posición neutral, un 30% apoyan o se inclina a Rusia y un 30% los que condenan a Rusia y apoyan las sanciones. El Producto Interno Bruto global muestra que el 70% de la riqueza mundial se centra en los países que condenan a Rusia, pero tienen la desventaja de ser minoría cuando de decidir sobre las sanciones y él envió de armas. Ningún país del sur global va a enviar armas a Ucrania, ninguno permite hasta ahora la presentación del presidente Zelensky en sus parlamentos.
El sur global envía así un mensaje de no intervención en esta guerra, es un conflicto de potencias, se resiste y reconoce que la situación que les atañe por el conflicto de la guerra mas bien corresponde no tanto a la invasión en sí, sino a la respuesta de Europa.
Rusia ha marcado diferencia y el sur global pareciera acercársele más. Ello abre el espacio a un nuevo orden mundial multipolar como hace rato hemos evidenciado, pero incluso se abre paso una nueva bipolaridad; China y Estados Unidos. La realidad consecuente de la provocada guerra alude a que el modelo de democracia liberal en la economía de libre mercado se estancó, ha llegado a su fin.
Occidente se sitúa sin rumbo en un desorden global lleno de incertidumbre, mientras sigan mirando con desdén al sur global seguirán en retroceso. Con más humildad pudieran buscar integrar de manera colectiva o individual, con acuerdos conforme necesidades particulares sin distanciar los valores de cada quien sino comprender y propender por una dinámica de poder diferente a la condicionalidad de que la inversión y la ayuda obligan.
Países de occidente alentados por las desgracias de Ucrania asumen de diversas maneras, Hungría y Turquía juegan una doble partida en la necesidad de su interés comercial y energético, Polonia y los Bálticos profesan desde el odio sus relaciones, infunden miedo desde sus dolencias, desconocen principios y valores, incluso esquiva en sus idiomas la estirpe rusa. Aquí en Latinoamérica han pasado más de quinientos años y la sangre indígena nunca desapareció.
Rusia se recuesta políticamente al poder de China e Irán mientras occidente se muestra unido soportando múltiples problemas económicos y sociales que conllevan un creciente malestar entre sus habitantes.
Mientras China e India determinan una posición férrea y contraria apoyados en su gigantesca población, Suecia y Finlandia históricamente neutrales se aproximan a occidente.
La paradoja de occidente es que, aunque más unida cada vez tiene menos apoyo del sur global.