Los debates vicepresidenciales rara vez alteran las carreras presidenciales, y el enfrentamiento entre Kamala Harris y Mike Pence
latimes.com
Ambos candidatos tuvieron momentos fuertes y algunos tropiezos en el transcurso de la noche, pero en lo que respecta a recuerdos duraderos sobre lo que se dijo son pocos y distantes entre sí.
Ambos candidatos hicieron todo lo posible para defender a su respectivo compañero de fórmula y lanzar ataques a los candidatos de la boleta opuesta.
Pence, como la mayoría de los vicepresidentes, tuvo sus ojos puestos en una candidatura presidencial propia.
Para hacer eso, buscó ganarse la base de Trump y, al mismo tiempo, lanzar una red más amplia a los republicanos y a los independientes de derecha que pueden estar descontentos con la política trumpiana.
Y así, durante todo el debate, defendió a Trump, pero también trató de forjar su propia identidad.
Harris, quien en este momento el año pasado se postuló para la presidencia, trató de demostrar que es una abanderada hábil de los demócratas una vez que Joe Biden abandone el escenario político.
Cuando se le dio la oportunidad, habló sobre su educación y antecedentes, aprovechando la oportunidad para presentarse a una audiencia estadounidense más amplia.
Dada la dinámica del debate – un hombre blanco interrumpiendo a la primera mujer negra candidata a la vicepresidencia- fueron momentos tensos para Pence, dado que podría parecer grosero para sus seguidores republicanos del medio oeste.
Es más, Pence no pareció respetar tampoco por momentos a la moderadora, Susan Page, y dado que las mujeres votantes estadounidenses se han vuelto drásticamente contra la candidatura Trump-Pence, el tiempo extra que ganó para hablar con sus interrupciones puede haber tenido un precio político.