Una dura crisis económica no vista en 20 años obliga al presidente a frenar reformas que afectan medios de comunicación y alista acciones a quienes hacen prácticas contrarias al estilo de vida socialista
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El país sufre su peor caída. Se trata de una combinación de sanciones internacionales y, sobre todo, de un bloqueo autoimpuesto al comercio internacional en un intento de mantener a raya la pandemia de coronavirus.
El último plan económico de Corea del Norte a decir del propio Kim, fracasó “tremendamente ”no existe un “punto de vista innovador y tácticas claras” en la elaboración de uno nuevo.
La escasez de electricidad, un problema crónico y la falta de piezas de repuesto suministradas habitualmente desde China ha provocado el cierre de fábricas, incluida una de las mayores plantas de fertilizantes del país, y ha paralizado la producción.
En su capital Pyongyang, centro del gobierno y hogar de su élite, los estantes de aprovisionamiento están vacíos y es difícil comprar productos básicos como pasta, harina, aceite vegetal y azúcar, así como ropa y zapatos adecuados.
Andrei Lankov, profesor universitario ruso dice que Kim ha dado la espalda incluso a las modestas reformas económicas y de mercado y ha vuelto al leninismo de facto, haciendo hincapié en la planificación central y tratando de reprimir la actividad empresarial privada que se ha convertido en un pilar de la economía mixta del país.
Benjamin Katzeff Silberstein, académico dice que Kim no está dispuesto a emprender reformas serias en el sistema controlado por el Estado. “Lo único que le queda es culpar a los funcionarios por no hacer bien su trabajo”, dijo, “como si un funcionario más competente pudiera trabajar dentro del sistema y hacerlo más eficiente, cuando, en realidad, el problema es el propio sistema”.
En las zonas rurales, los hogares solo reciben dos horas de electricidad en varios días informa el servicio de noticias Daily NK, desde Seúl, la escasez de fertilizantes podría agravar una situación alimentaria ya inestable.
Desde la década de 1990, Corea del Norte ha permitido cierto grado de empresa privada como única forma de evitar el colapso económico total, permitiendo a los comerciantes vender alimentos y bienes de consumo en los mercados, y a otras personas dirigir pequeños negocios. Desde que asumió el poder, Kim había ampliado discretamente estas libertades en medidas “claramente copiadas de China en la década de 1980”
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