Los planes del presidente de Colombia, Gustavo Petro se derrumban por cuenta de una guerra interna entre grupos rebeldes (ELN- Ejército de Liberación Nacional, disidentes de las FARC y narcotraficantes) en la región nororiental de Colombia. Históricamente la región del Catatumbo ha sido de total dominio de grupos al margen de la ley y cubre una vasta zona en límites con Venezuela.
Petro insistió en pacificar al país, prometió “Paz Total” negociar con paramilitares y guerrilleros, ofreció en tres meses terminar con el ELN, de lo contrario renunciaría. Tres años están pasando y el fracaso sigue siendo el resultado histórico. El incumplimiento a la promesa también.
El exguerrillero del movimiento revolucionario M-19 favorecido en las votaciones del 2022, es ahora presidente de Colombia y como tal ofreció una mesa de negociación abierta con lugar para todos los líderes y alcanzar acuerdos para poner fin a los combates, convertir a los grupos de resistencia militarizados en participantes pacíficos del proceso democrático colombiano. También presentó un plan para la expansión del estado de bienestar de Colombia con el fin de reducir la desigualdad y crear una mejor calidad de vida en las zonas rurales que son la principal fuente de actividad revolucionaria.
Petro creyó que su voluntad y experiencia de campo guerrillero, le conduciría a resolver problemas de pobreza rural y con representación política, obligarlos a dejar las armas.
Pero el jugoso negocio del narcotráfico que alimenta las arcas guerrilleras y las lleva a competir entre sí con el crimen organizado es más rentable y benéfico que las concesiones ofrecidas por el gobierno de Petro. Sin un solo acuerdo, el fracaso asoma, como los gobiernos desde mediados del siglo XX, el de Petro también fracasa.
Los últimos diez días, las guerrillas del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y del Gran Estado Central (ECM) iniciaron una brutal guerra en el Catatumbo, obligando a miles de familias residentes a huir en busca de seguridad. Ahora más de 20 mil personas se han desplazado incluso cruzando la militarizada frontera de Nicolás Maduro en Venezuela. Lo peor es que cientos de miles de personas están aún atrapados en sus hogares, la insistencia de normalidad es desmentida por fuentes miliares y guerrilla.
La desilusión de Petro se consigna en un trino en la red X, “El ELN se ha apartado de la teoría del ‘amor efectivo’ de su fundador, el sacerdote Camilo Torres Restrepo, cuya sotana aún conservo, y se ha volcado hacia los caminos de Pablo Escobar, a quien han elegido como su guía permanente”, “El ELN ha elegido el camino de la guerra, y la guerra la obtendrá” escribió.
Entonces Petro acude a una figura constitucional; el estado de conmoción interior y una emergencia económica. Poner más soldados en la zona y aumentar impuestos para recaudar recursos y centrarse en la recuperación del orden. “La victoria no se encuentra sólo en el cañón del fusil, sino en la verdadera justicia social, en abrir oportunidades de progreso en las regiones excluidas del país”, dijo Petro. recordemos que ya antes otros dijeron lo mismo.
En los últimos tres años las guerrillas sin incomodidad se han fortalecido con estrategias han ganado territorios y desarrollado líneas de mercadeo para exportar y abastecer con coca a carteles del narcotráfico mundial, ahora son más fuertes. Pacificarlas por la fuerza será costoso y tardará años.
El ejército colombiano que preciaba su poder y capacidad de combate años atras, fue desintegrado por Petro, la renovación institucional motivó el ascenso de jovenes sin condición y sin experiencia, un retroceso extremo, la selva devora a los citadinos soldados.
El ambiente político nacional está candente, la oposición profundamente descontenta con la gestión económica de Petro. Si bien algunos indicadores de las condiciones de pobreza han descendido producto de subsidios, no es menos entendible que son apenas un paliativo mientras la legislatura nacional niega la aprobación de su plan fiscal para financiar el presupuesto de bienestar social ampliado del presidente. Pero la declaración del estado de emergencia económica nacional le permite implementarlo de todas formas. El decreto es por 90 días y el ejecutivo podrá intentar renovarlo con la aprobación del Senado, algo que puede resultar difícil si Petro es demasiado agresivo con los poderes redistributivos conferidos por el estado de emergencia.
Para complicar más la situación ha estallado otro conflicto entre los remanentes de las FARC en el estado de Guaviare, en el sur de Colombia. Varias facciones que se separaron de la organización mayor se han negado a reconocer el acuerdo de paz y a desarmarse, y ahora luchan por el control de la región y sus recursos, lo que ha envuelto al país en una guerra en múltiples frentes.
De la voluntad de paz de Petro se pasa a la frustración tras no haber logrado llevar la paz al país como diplomático, es muy posible que acabe su mandato intentando llevar la paz al país como un general sin soles muy cercano a Maduro.