La revuelta chilena se ha consolidado en la urnas, un mensaje demoledor contra la casta política, de izquierda o derecha.
Chile castiga a la clase política /elperiodico.com
La nueva Carta Magna que sustituirá a la impuesta por Augusto Pinochet en 1980 será redactada por una Convención Constitucional que reúne a una amplia representación de ciudadanos independientes.
Son 155 constituyentes, 48, casi una tercera parte (31%), son personas independientes sensibilizadas con diferentes problemáticas sociales y que han logrado su escaño al imponerse a la maquinaria publicitaria de los partidos.
La derecha de Pinochet ahora está desarticulada e irrelevante. La lista llamada Vamos por Chile –alusiva a Chile Vamos, la alianza electoral que apoya al presidente Sebastián Piñera–, la derecha obtuvo 37 escaños, apenas el 24%.
El referéndum de octubre pasado, mostró que el 78% de los chilenos quieren una nueva Carta Magna, la derecha perdida marcó el objetivo de copar un tercio de la Convención para frenar las reformas progresistas exigidas por el pueblo chileno desde hace más de una década que convergieron en la revuelta de octubre del 2019.
Los artículos de la Constitución deberán ser aprobados por los dos tercios de la cámara antes de la ratificación final del texto en referéndum. Lejos del tercio, para bloquear cualquier artículo, Vamos por Chile tendría que realizar una alianza imposible con todo el centroizquierda y sumar independientes.
Con una participación del 43%, las constituyentes representan una revolución inédita en Latinoamérica. Por primera vez, ciudadanos sin filiación política han sido elegidos para escribir el modelo social y económico de un país, aunque deberán llegar a acuerdos con la clase política de centroizquierda para alcanzar los dos tercios. Los independientes, elegidos en varias listas, una de las cuales con el nítido nombre de Lista del Pueblo, tendrán la misión de concretar las variadas peticiones expresadas por la sociedad durante años de protestas. Desde la gratuidad y universalidad de la sanidad y la educación, hasta un sistema de pensiones públicas y dignas, pasando por la equiparación de derechos entre hombres y mujeres o la defensa del medio ambiente.
Sin reelección posible, Piñera reconoció el rechazo a su Gobierno y a la clase política en una declaración desde el palacio de La Moneda la noche del domingo: “La ciudadanía nos ha enviado un claro y fuerte mensaje al Gobierno y a todas las fuerzas políticas tradicionales. No estamos sintonizando adecuadamente con las demandas y anhelos de la ciudadanía. Estamos siendo interpelados por nuevas expresiones y nuevos liderazgos”.