«¡Buenos días, padre!» saludan la gente a los sacerdotes que caminan por las calles de Placetas, ciudad donde nació el presidente cubano Miguel Díaz-Canel, allí el comunismo y la religión conviven con incomodidad
Una orden de clérigos católicos ofrece asistencia esencial se ha convertido en la comunidad de Placetas, con su población de 40 personas económicamente devastada / diariodecuba.com
Los sacerdotes son ahora en parte un sustituto del gobierno, que en Cuba tiene control político sobre casi todos los aspectos de la vida, aunque en la práctica no siempre puede cumplir donde más se necesita.
Sacerdotes franceses han establecido tres guarderías, cinco comedores de beneficencia, un centro extracurricular, un internado y un hogar de ancianos que atiende a unas 70.000 personas del distrito más grande en el centro de la nación isleña.
La iglesia de paredes beige en una de las plazas de la ciudad se ha convertido en un lugar de reunión popular para los miembros de la comunidad.
Los jueves, los sacerdotes se encuentran con los jóvenes de Placetas en un campo cerca de la iglesia para jugar al fútbol.
En la misma cuadra, un comedor de beneficencia alimenta a los hambrientos dos veces por semana, una biblioteca está abierta para todos y, lo que es crucial para muchos, una farmacia improvisada distribuye medicamentos gratuitos que los sacerdotes obtienen de Europa.
Todos estos son servicios que caen dentro del ámbito del estado unipartidista de Cuba.
Pero el gobierno de La Habana ha tomado medidas recientemente para reducir la dependencia de los cubanos de los servicios esenciales gratuitos, anunciando que recortará los subsidios para alimentos y otros productos básicos en un intento por atraer a las personas al lugar de trabajo y revitalizar la economía.
«Tengo 53 años y este es el peor (momento) que he vivido», dijo Tania Pérez, quien en tiempos no pandémicos alquila una habitación a turistas en Placetas y depende en gran medida de las medicinas que proporcionan los sacerdotes.
Todos los miércoles, una camioneta viene con suministros frescos para la farmacia de Placetas. La noche anterior, algunas personas duermen afuera para asegurarse de que pueden obtener lo que necesitan.
En los pueblos más pequeños cercanos, la gente cuenta que tiene que esperar cuatro días en una cola para recibir medicamentos.
Desde Placetas, los sacerdotes recorren el campo durante toda la semana en bicicleta, motocicleta o carruaje tirado por caballos, llevando consuelo espiritual y material a una comunidad dispersa en unas 40 aldeas compuestas en su mayoría por cabañas simples.
En el pequeño pueblo de Báez, a unos 20 kilómetros de Placetas, unas tres docenas de personas acuden cada semana al comedor de beneficencia en una casa de madera que también sirve como guardería.
«Al principio, había mucha desconfianza, tal vez incluso un poco de miedo, sobre la creciente presencia de la Iglesia»
Después de la revolución, el nuevo estado comunista en 1961 se apoderó de los activos de la Iglesia católica, incluidas escuelas y clínicas. Más de 130 sacerdotes fueron expulsados.
El país fue ateo hasta 1992, cuando modificó sus leyes para convertirse oficialmente en laico. Sin embargo, una oficina gubernamental de asuntos religiosos todavía regula todo lo relacionado con el culto.
Hoy, el país de 11,2 millones tiene solo 300 sacerdotes católicos, la mitad de ellos extranjeros. El 60% de los cubanos se bautizan, pero solo el 2% asiste a misa.
Los católicos practicantes todavía tienen prohibido trabajar para ciertos ministerios gubernamentales en un país donde el estado es el principal empleador.
Las relaciones entre la Iglesia Católica y La Habana se relajaron un poco después de la visita del Papa Juan Pablo II en 1998.
La Iglesia jugó un papel decisivo como mediadora en la liberación de los disidentes en La Habana en 2010, y luego en conversaciones secretas que condujeron al histórico acercamiento con los Estados Unidos de Barack Obama en 2014.
El Papa Francisco lo visitó en 2015, y el entonces líder Raúl Castro describió un «clima constructivo».
En otra señal de cambio de horario, el año pasado la televisión estatal, por primera vez, transmitió misa varios domingos seguidos.
Y el Vaticano ha utilizado esta tolerancia recién descubierta a su favor.
En 2018, cuando el primer borrador de una nueva constitución cubana buscaba abrir el camino al matrimonio homosexual, arremetió contra un síntoma de «colonialismo ideológico». La propuesta fue borrada.
Los líderes de la Iglesia también se han vuelto cada vez más audaces al denunciar las condiciones de vida del pueblo cubano, en un país donde las críticas pueden fácilmente meter en problemas.