Como la “mayor explosión observada por la humanidad desde el Big Bang” calificaron especialistas un evento astronómico suscitado el 21 de mayo de 2019.
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El fenómeno es una violenta colisión entre dos agujeros negros que creó uno nuevo de un tamaño nunca visto indica explicó a la agencia Associated Press el físico Alan Weinstein, del Instituto Tecnológico de California (Caltech).
Hasta ahora, los astrónomos solo habían observado agujeros negros de dos tamaños: los estelares, que se forman cuando una estrella colapsa y son del tamaño de pequeñas ciudades, y los supermasivos, que son millones o billones más grandes que el Sol, por lo que en torno a ellos cuales giran galaxias completas.
Sin embargo, el que se originó tras el mencionado choque parece no responder a tales patrones. “Según los cálculos de los expertos, cualquier cosa intermedia no tenía mucho sentido, porque las estrellas que crecieron demasiado antes del colapso esencialmente se consumirían a sí mismas, sin dejar agujeros negros”, añadió la versión.
No obstante, la colisión entre los agujeros, que tenían 66 y 85 veces la masa del Sol, originó uno de 142 veces la masa del Sol.
El naciente agujero negro intermedio fue captado en Estados Unidos y Europa por los detectores LIGO y Virgo, según detalló el estudio publicado por las revistas Physical Review Letters y Astrophysical Journal Letters.
Otra curiosidad es que el accidente ocurrió hace unos 7 billones (7,000 millones) de años. En ese momento, el universo “tenía aproximadamente la mitad de su edad actual, pero solo se detectó ahora porque está increíblemente lejos”, añadió AP.
Las ondas gravitacionales son traducidas a señales de audio, gracias a lo cual los científicos la escucharon, aunque duró una décima de segundo. “Simplemente suena como un ruido sordo”, aseguró Alan Weinstein.