Hemos sostenido y cada vez nos asentamos más “nadie va a ganar está guerra” entre Rusia y Ucrania ambos con muchos aliados poderosos. «Todos vamos a perder» El mundo se rompe y la humanidad está inmersa aún sin entender más que vamos camino a una guerra mundial.
Nadie atiende a nadie, las voces se silencian en los estados de la diplomacia, confluyen en la farsa de escenarios abiertos, invitaciones, reconocimientos, amenazas, denuncias, todos creen tener la razón, se entorpecen y se ciegan, cada bando utiliza sus “cretinos lanzallamas”.
«El mundo necesita paz», dice Antonio Guterrez el cada vez menos interesante líder de la ONU. ‘El mundo se desliza hacia una guerra mayor’ reitera cada vez con menos eco, esta vez en Nueva York al presentar sus prioridades para 2023.
El sufrimiento mundial por la guerra entre Rusia y Ucrania y la mínima gesta de los países por asistir a una estrategia limpia sin armas perturba al mundo.
«La probabilidad de una mayor escalada y más derramamiento de sangre está aumentando», «Me temo que el mundo no está caminando sonámbulo hacia una gran guerra. Está haciendo esto con los ojos bien abiertos” sostiene Guterrez.
La amenaza que según el jefe de la ONU causan 13 mil unidades nucleares almacenadas en el mundo, Rusia, Estados Unidos, China, Gran Bretaña, India, Alemania, Irán entre otros debe llegar a su fin… palabras, sólo palabras.
Pero no es sólo la guerra que se monta en Europa, los interminables conflictos armados en Oriente Medio, entre Israel y Palestina, la difícil situación de derechos, la opresión y violencia en Afganistán, Myanmar, Haití, y en total según Guterrez, un total de dos mil millones de personas viven en países afectados por conflictos y crisis humanitarias, creemos que se queda corto.
La «Nueva Agenda para la Paz» de la ONU debe identificar las causas profundas de los conflictos e invertir en prevención para evitarlos y centrarse en la reconciliación, permitir mayor participación de mujeres y jóvenes…más palabras, tanto hemos escuchado de lo mismo.
Guterres también nombró otras crisis globales, en las que el mundo y los gestores más influyentes no se incluyen consecuentemente, la pobreza, la contaminación ambiental y el cambio climático. Nada es nuevo, por años asistimos a sin número de congresos y foros con el mismo interés, diferentes actores, pero sin consolidar compromisos.
El mundo se derrumba en sus propios problemas de supervivencia y no existe alguna alternativa diferente a la de poner en las manos del mayor numero de habitantes posible un arma en sus manos. Europa está empeñada en volver a vivir las horrorosas épocas de la guerra, buscan afanosamente intervenir han soportado dos guerras mundiales y ahora parece que es un devenir obligado volver.