El presidente de El Salvador Nayib Bukele ha estimado obtener una buena rentabilidad en un negocio de presos con EE.UU. / Su propuesta comercialmente audaz corresponde a la visión de un ejecutivo muy eficaz, confía a plenitud en el sistema policial y penitenciario que ha construido en el país. Todo parece indicar que logrará la inusual hazaña de hacer que la cárcel sea rentable.
El Salvador recibió los primeros 261 inmigrantes deportados por la administración de Donal Trump, serán albergados en la mega prisión del Centro de Contención del Terrorismo de El Salvador (CECOT) famosas cárceles de alta seguridad construidas por Bukele para albergar a los miles de pandilleros capturados durante su mandato.
El gobierno del Salvador y EE.UU. abren el sistema penitenciario de Bukele a los reclusos estadounidenses, algo inusual; por lo general, los delincuentes no son una opción de importación. Pero Bukele es un empresario emprendedor, un político con visión y capacidad de liderazgo, él ha considerado que el sistema penitenciario de su país es un activo que debe ser lucrativo.
EE.UU. deporta a extranjeros “ilegales criminales” para que sean encarcelados en la mega prisión del CECOT; en este caso, pandilleros de la propia “MS-13” de El Salvador, así como del peligroso grupo criminal “Tren de Aragua” de Venezuela. EE.UU. paga 20.000 dólares al año por cada recluso puesto en CECOT (Alojamiento, alimentación y protección) y que es aproximadamente el 50% del valor de sostenimiento de un recluso de estos en EE.UU. Al tiempo que con un PIB per cápita de menos de 6.000 dólares en El Salvador, el gobierno Bukele supera en gran manera los costos por preso CECOT. Para Bukele y su gobierno es un gran negocio.
La economía de un país pobre como El Salvador tendrá un ingreso significativo que supera los más de 200 millones de dólares anuales en el mantenimiento de CECOT y las demás cárceles del país. Este valor representa alrededor de un 3 % del presupuesto nacional y que conseguiría subsidiar el sistema penitenciario, reducir su gasto y liberar recursos para inversión y desarrollo a través de la generación de mejores salarios de los guardias y administradores penitenciarios y el aseguramiento de compra de todos los suministros para el CECOT.
Un sistema penitenciario hecho empresa estatal rentable que además le permita aprovechar su influencia para aumentar la cooperación en materia de seguridad con EE.UU. y con ello un atractivo para el aumento de la inversión privada, aprovechando el bajo coste de la mano de obra y de la vida en el único país recientemente pacificado.
Pero además del benefició económico, Bukele se enlista en los atractivos de Trump, su exitosa gestión contra las bandas criminales son una propuesta de valor única: asistencia a la ofensiva contra la inmigración ilegal y la delincuencia.
Si la apuesta da resultado, bien podría conducir a un El Salvador más seguro y próspero y al equipo de Bukele a recoger una gran cosecha de beneficios políticos. Pero de igual manera con un Trump impredecible los riesgos no estarán ausentes del acuerdo penitenciario. Antes Bukele fue criticado y pudiera pasar de aliado a inoportuno.