Todavía no pueden comenzar a ser aplicadas / Son 46 millones de dosis las compradas por el gobierno.
Presidente de Brasil, Jair Bolsonaro /prensalibre.com
“Estamos aquí para recibir la carga que ayuda a salvar la vida de miles de brasileños”, declaró el gobernador de San Pablo, Joao Doria, quien junto a otras autoridades locales recibieron las vacunas en el aeropuerto y acompañaron el transporte de las mismas en un fuerte dispositivo de seguridad.
El posible antídoto se ha convertido ya en el centro de una batalla política entre el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y el gobernador Doria, que patrocina el experimento.
La cuerda entre ambos mandatarios se tensó todavía más la semana pasada, cuando Bolsonaro, líder de una postura negacionista, celebró el parón momentáneo de los ensayos tras la muerte de un voluntario por razones que no se relacionaban con la vacuna.
Igualmente, Doria y el ministro de Salud, el general Eduardo Pazuello, habían informado sobre la compra de las 46 millones de dosis, pero un día después el anuncio fue desautorizado por Bolsonaro, que mantiene una apuesta firme por la vacuna desarrollada por la universidad británica de Oxford.
Brasil se ha convertido en uno de los grandes centros de experimentación de vacunas en el mundo, tanto por la diversidad genética de su población y la capacidad de algunos de sus laboratorios, como por la intensidad de la pandemia en el país.
Además de la importación de dosis de la vacuna, el acuerdo del Gobierno de San Pablo con el laboratorio chino también prevé la transferencia de la tecnología de la vacuna al Instituto Butantan, entidad pública que coordina con la firma asiática los ensayos clínicos en Brasil.
Si la vacuna alcanza los índices necesarios de eficacia y seguridad una vez concluidos los ensayos, el antígeno deberá ser sometido a evaluación de las autoridades sanitarias para registro y posterior uso en campañas de inmunización contra el coronavirus.