En la Europa oriental el régimen presidido por Alexander Lukashenco, mantiene bajo la sombra del estalinismo una represión que sostiene de manera violenta.
Lukashenco y Putin en reciente encuentro definiendo asuntos políticos internos/ Incluida seguridad, defensa de nuestro Estado Unión. Y trazado de límites que nadie debe cruzar, y respuestas adecuadas a quienes no comprendan que en este mundo frenético necesitamos estar más tranquilos y vivir en armonía. sb.by
El régimen goza de la protección de Vladimir Putin, que -en rigor- sueña con poder, de pronto, absorber nuevamente a Bielorrusia dentro de su propia integridad territorial. Lo que no oculta, para nada. Y no es imposible.
Lukashenco está acompañando esa perversa acción represiva con una fuerte campaña motorizada desde los numerosos medios de propiedad del Estado. Sobrevive en medio de intensas luchas de sus opositores y que lucha por consolidar una legitimidad cada vez más ausente. busca con afán distractores que le ausenten de su fragilidad política y se hace más brutal. Busca “distraer” a su propio pueblo respecto de las enormes penurias diarias en las que está inmerso como consecuencia de su incapacidad y de su pésima administración.
Ahora en su mira están cerca de 300 mil polacos que residen en Bielorusia y que quedaron cuando los terrenos pertenecían a Polonia. Las escuelas no pueden ofrecer educación en ese idioma.
Las detenciones a sus opositores son a diario, recién cinco fueron presos por “incitar al racismo religioso y propagar sus odios”
Pavel Latushko, es el principal líder político de la oposición, permanece en Varsovia desde donde organiza reiteradas y multitudinarias protestas callejeras con las que está jaqueando políticamente a Lukashenco.
La Unión Europea, los EEUU y Gran Bretaña, han impuesto sanciones económicas al gobierno de Minsk. Plataformas de varias de las organizaciones multilaterales europeas son usadas para reclamar insistentemente libertad política al gobierno bielorruso
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