Vladimir Putin desafiante pese al mal estado físico del líder opositor
Navalny, lució demacrado y agotado en su primera aparición desde que declaró el fin de la huelga de hambre, en la que denunció al sistema de justicia de Rusia en medio de la disolución de la red de oficinas regionales de su fundación.
“Exijo que las personas que juntaron firmas (en su contra) y los fiscales sean llevados ante la justicia penal”
“Me miré a mí mismo. Soy un esqueleto horrible. La última vez que pesé 72 kg probablemente estaba en séptimo grado”
“cuatro cucharadas de avena al día, hoy cinco, mañana comeré seis”.
Navalny compareció ante el tribunal para apelar una condena por difamar a un veterano de la Segunda Guerra Mundial, un caso separado al que lo llevó a la cárcel.
Navalny, de 44 años, está cumpliendo una sentencia de prisión de dos años y medio por infracciones de la libertad condicional en una condena anterior que, según él, tenía motivaciones políticas.
Navalny acusó al presidente Vladimir Putin de estar detrás de un ataque contra él con un agente nervioso al que sobrevivió.