35 años después de la invasión a Panamá y el derrocamiento del criminal Noriega, entonces todo fue sencillo. Noriega, como Maduro, llamaba al mundo a repeler las acciones de los “yanquis”. Panamá es otra ahora, una democracia insipiente y también paraíso fiscal que esconde botines de toda clase de líderes.
El exdictador de Panamá, Manuel Antonio Noriega, autonombrado general del ejército, ex informante de la CIA, líder del crimen organizado y de las mafias del narcotráfico, cayó como el más miserable ser. Abandonado por sus militares y revoltosos civiles víctimas de sus ambiciones. Todo parece muy fácil y predecible, ¿sucederá en Venezuela? Las comparaciones con posibles acciones al régimen del dictador Nicolás Maduro en Venezuela hoy resultan desacertadas.
Pasó el 20 de diciembre de 1989; el ejército estadounidense lanzó en Panamá la operación “Causa Justa”; el objetivo: deponer a Noriega, apresarlo y extraditarlo a EEUU; sucedió como se planeó. Todo fue muy fácil. Panamá apenas tenía 2.5 millones de habitantes y EEUU estaba allí desde 1914.
¿Será diferente una operación para eliminar al actual capo del narcotráfico y dictador venezolano Nicolás Maduro?
En LP7D estimamos que no existe ninguna semejanza; un poco más parecida quizás sea la invasión a Irak en 2003. En Venezuela sería una operación más amplia y compleja que Panamá. “Tomar a Caracas y detener a Maduro es muy fácil; el riesgo se genera, se advierte en las consecuencias para 30 millones de ciudadanos en un territorio doce veces más grande que Panamá, un territorio con aglomerados urbanos y regiones aisladas en las que el régimen hace presencia con brigadas y milicias. Además, Venezuela es el paraíso de las guerrillas y grupos criminales de Colombia amparados por el ejército de Maduro, con dominio en las grandes, ricas e inexpugnables zonas de la Amazonia.
En Panamá, el Comando Sur de EEUU tenía entonces 14 mil soldados instalados; al final fueron más de 26 mil en la “Operación Justa”, que con su inteligencia militar en torno al Canal de Panamá ya había perforado las fuerzas militares. Noriega, tan impopular como Maduro dentro y fuera del país, también era mucho más vulnerable. En Venezuela desde 2019 no existe embajada ni representación de EEUU. Pero es probable que la recompensa millonaria por vender a Maduro sea la mejor estrategia de infiltración de inteligencia en el corazón del gobierno. ¿Vendrá una salida tranquila y/o negociada?, o ¿un bombardeo directo con muchas víctimas y el sucesivo gobierno militar instalado para allegar semanas después elecciones democráticas?
El régimen de Maduro está afianzado y ha construido una especie de aparato político y partidista que se extiende por todos los ámbitos de la sociedad: en todas las escuelas, en todas las empresas, en todas las oficinas. Noriega no tenía eso.
Ahora EEUU tiene en el mar Caribe, frente a las costas de Venezuela, un desplazamiento naval nunca visto, más de 16 mil hombres y un poderoso arsenal de aviones y misiles en el portaaviones USS Gerald Ford; una descomunal fuerza que Maduro ha pretendido enfrentar con un insuficiente heroísmo bolivariano.
La analogía Panamá 1989 – Venezuela 2025 es absolutamente disímil. Es probable que EEUU requiera al menos 100 mil soldados para derrocar a Maduro y restablecer un orden. La resistencia organizada creada, pagada y corrompida por favores políticos que pudiera ofrecer alguna alternativa de resistencia a Maduro en zonas civiles, algo que pudiera representar alguna dificultad a las fuerzas de EEUU, no será suficiente. ¿Alguien estará dispuesto a morir por Maduro? Tal vez no; Venezuela como nación es otra cosa.
Por su parte, EEUU y Donald Trump no se arriesgarán a una improbable derrota. Esa idea absurda de que lo que funcionó allá podrá funcionar acá no existe, no es posible. ¿Será apenas una visión simplista y una narrativa incompleta de una lección no aprendida?




