Cada día de guerra surgen nuevos actores que se involucran en la guerra de Rusia y Ucrania. Esta vez debemos sumar a las víctimas propias es decir los que están allí inmersos, a cada habitante del mundo. La guerra se extiende, ahora es una guerra sin plena intervención militar, pero sí por las consecuencias políticas y económicas.
Mientras las posiciones se endurecen y Rusia logra con precisión sus objetivos, Ucrania con el apoyo OTAN intenta resistir y una frágil salida diplomática cierra el camino a una escalada mundial, hoy tenemos un momento crítico.
Ucrania ha logrado consensuar el apoyo mundial, las imágenes de la destrucción y el horror, son usadas por su presidente y gran parte de los medios occidentales con un fin propagandístico a su favor y contaminando al mundo de dolor y desinformación.
Rusia se aferra a la vista y decidida intervención imperialista en aras de su protección, pero su capacidad militar también tiene límites, ya es ganador, ha logrado grandes extensiones al sur y al este de Ucrania que favorecen su seguridad, por lo menos a corto plazo no tratará de intervenir en otros países, no tendría la capacidad para hacerlo, deberá ejercer dominio sobre sus propios territorios y evitar nuevos desmembramientos.
EE.UU. tiene fijo su interés desde 2019, ha puesto su foco en cercenar el poderío de las nacientes China, India y Rusia, su ejemplo de libertad y democracia son cada vez más puestos en entredicho, con inteligencia sostiene su fantasía que Rusia ha perdido la guerra. Interviene aumentando el apoyo a Ucrania con asistencia militar que realiza desde Alemania. Sus posiciones frente al mundo generan serias dudas debido al aislamiento de su confrontación islámica en la que en medio de miles de víctimas fracasó en las guerras de Irán, Siria y Afganistán.
Alemania, desconcierta al mundo, está fracturada, mientras partidos de tradición pacifista instan la entrega de armas pesadas y su canciller con exceso de lentitud y más por presión que por convicción endurece su discurso contra Rusia, más de la mitad de sus habitantes consideran que son equivocadas estas posturas, incluyendo la facilitación de armas que pudiera entenderse como el ingreso del país a los frentes de guerra.
América, observa y sin obligación de incluirse a favor o en contra, tiene su opinión, reacciona y participa desde su propia visión. Una realidad inocultable, este conflicto ya ganó en extensión y escalada. Ahora la guerra nos toca a todos.