El presidente Donald Trump devela su plan de interés para EEUU. Cada día surgen aspectos esenciales para presionar conversaciones en diplomacia, más incisivo y menos comprensivo. / Trump está convencido de que Rusia, con más tiempo, gana poder de negociación como tierras y se aleja de un obstinado Zelensky “sarandeado” y a merced de líderes de Europa que se funden sin soluciones en su propio cataclismo de equivocaciones. / Trump va por un acuerdo que beneficie sus propios intereses, incluso si estos difieren de los de Europa.
Trump determinó cinco puntos claves para ir por la paz en Ucrania: cesión de territorios, condiciones para un alto el fuego, seguridad en relaciones Ucrania-Rusia, estabilización de relaciones Rusia-OTAN y garantizar las mejores relaciones Rusia-EEUU.
Trump ya lo explicó con claridad: Ucrania no puede vencer a Rusia y las cuestiones de territorio, si permanecen en el plano de la guerra, harán que Ucrania incluso desaparezca. Un desesperado Zelensky, manipulado por Merz, Starmer y Macron, se amuralla en la constitución ucraniana; otros, como Meloni y Orbán, se alejan de esas intenciones.
Una solución rápida que valide los cinco puntos clave de Trump sería establecer, sobre las líneas actuales, una zona desmilitarizada de al menos 15 kilómetros de ancho y en toda la línea de la nueva frontera, que será aproximadamente de mil kilómetros, con fuerzas neutrales internacionales de monitoreo y con tecnologías remotas y autónomas; no serán de EEUU, Rusia y Europa. Así empezar negociaciones que pudieran congelarse por décadas, pero salvarían a Ucrania y liberarían a Europa de una “presunta” agresión rusa a futuro.
Trump sostiene que la mejor manera vinculante sobre Ucrania es la «neutralidad armada»; sí, dejaría a Ucrania sin garantías externas, pero le ayudaría a construir una fuerza disuasoria creíble y autosuficiente, con Europa liderando la provisión de ayuda militar. Las garantías de seguridad entre Ucrania y Rusia, incluyendo restricciones sobre la ubicación de fuerzas y armas, van a reducir el riesgo de un nuevo conflicto.
Finalmente, Trump persiste en el diálogo sobre el futuro papel de EEUU en la seguridad europea como moneda de cambio para lograr que Rusia haga las concesiones necesarias. Ha transferido responsabilidades de defensa a sus aliados y socios mientras su secretario de Defensa, Pete Hegseth, lo dejó claro: “Salvaguardar la seguridad europea debe ser un imperativo para los miembros de la OTAN”.
La agenda Trump es ambiciosa y mucho más realista que cualquier otra presentada antes. Esta es sostenible, ofrece a todas las partes —Ucrania, Rusia, Europa y EEUU— cierto apoyo para sus objetivos de seguridad, a la vez que salvaguarda los intereses estadounidenses.
Hará falta paciencia; vendrán avances y contratiempos. Una perspectiva más analítica sugiere que las negociaciones se encaminan hacia un punto muerto. ¿Está la administración Trump preparada para que la frustración lleve a una complacencia que sacrifique las posiciones estadounidenses, quizás asumiendo compromisos sin el mejor beneficio para EEUU, o cediendo demasiado a Rusia y arriesgándose a una nueva agresión más adelante? Por ahora, Trump prioriza los intereses estadounidenses, contrarrestando todas las presiones.




