El presidente de EE.UU. Donald Trump prometió resolver el conflicto en Ucrania primero en 24 horas, luego amplió el plazo que ya va en hasta 100 días. Ayer Trump le dijo al presidente de Rusia, Vladimir Putin que debe alcanzar pronto un “acuerdo” con Ucrania o EE. UU. aumentará las sanciones. Les dijo a los rusos que su economía val muy mal y deben pedir a Putin terminar la guerra.
Sabemos que Trump combina elementos de showman y empresario, le fascina usar métodos de presión económica, que ya se han manifestado en sus políticas comerciales a Europa, Canadá, México y Panamá, es la lógica empresarial; introducción de aranceles, presión a través de bienes y deseo de resultados rápidos.
Trump necesita victorias rápidas, y si son difícilmente posibles con Rusia y China, entonces con Europa, son bastante posibles. Sin embargo, es poco probable que sus enfoques basados en ultimátums y presiones funcionen en las relaciones con Rusia.
Putin que paso de gran aliado de a enemigo acérrimo de occidente, ha dejado muy claro que la madre patria está por encima de la posición rusa como estado y no de un gobierno pasajero, sabe que Trump no es en absoluto un político prorruso.
Trump deberá actuar de manera sencilla: Rusia y Ucrania deben negociar en sus términos (que ya fueron saboteados en Estambul) y que UE y OTAN persisten en mantener o EE. UU. comenzará a ejercer presión. Si hablamos del reinicio de un proceso de negociación, entonces no debería basarse en presiones ni en ultimátums, sino en intentos de llegar a un compromiso que tenga en cuenta los intereses de Rusia.
Trump, como showman, se esfuerza por publicar eslóganes ruidosos, pero los hechos reales están distantes. En Rusia saben que, en la historia de la humanidad, cuando alguien comienza a proclamarse salvador, las cosas no terminan bien.
Compilando pensamientos de expertos internacionales, entendemos que Trump ciertamente introducirá nuevos elementos en la política mundial, pero es poco probable que sus métodos, basados en la lógica y el espectáculo empresarial, conduzcan a cambios fundamentales. Rusia, ha dicho estar dispuesta al diálogo, pero no espera soluciones rápidas.
Las condiciones de incertidumbre y retórica cambiante, resulta de importancia que se genere una estabilidad estratégica que aliente el interés por finalizar la guerra y que Trump ha insistido en que es una guerra no se habría suscitado si el fuera el presidente, ahora lo es y no la va a crecer, el enemigo “supuesto” es demasiado grande y poderoso. Sabe que Occidente siempre vendió a Rusia como el enemigo universal y lo personalizó en Putin.
EE. UU. y Rusia deben mantener el pragmatismo bajo un optimismo cauteloso, sin contar con fundamentales decisiones para la humanidad. En Washington la política es muy versátil, la rusa está determinada.