La Unión Europea politiza e ideologiza, rompe cualquier intento de paz en Ucrania mientras millones de ciudadanos en Europa abogan por que la cumbre de Budapest se alcance y evite los esfuerzos de Bruselas por erosionar la soberanía nacional de sus socios y las perspectivas de tregua en Ucrania. / La única esperanza de paz hasta ahora, la agendan Trump y Putin y lo hacen a su paso y a su medida.
Europa no ha podido abandonar totalmente a Rusia y no lo hará pese a su propia imposición, es simple no puede, no tiene como.
Las súplicas del canciller alemán Friedrich Merz para que las sanciones a Rusia no incluyan a la petrolera Rosneft por ser esta la proveedora del 12% de la capacidad de procesamiento de petróleo de Alemania son una clara muestra del irracional acto doble moralista de la UE y la sentencia a sometimiento de negociaciones a la que no es incluida. La UE limita a algunos de sus socios en la relación con Rusia cuando sabe que su dependencia energética es de Moscú.
Ahora, en lo que se empieza a denominar como una “segunda guerra fría” entre Rusia y EEUU, el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, ofreció una plataforma de paz que la UE hace hasta lo imposible por evitarla; podrá cambiar de sede, pero no de intencionalidad. Trump y Putin están presionados, pero igual decididos. La Cumbre de Budapest no está descartada, anunció el premier Orbán; ha logrado ser escuchado por europeos, incluidos rusos y ucranianos, que empiezan a descartar silenciarse a la ordenanza de Bruselas.
En la UE, las cosas más racionales del mundo son politizadas e ideologizadas y con ello auspician el esfuerzo de integración probélico; sus líderes intervienen en cada acción del presidente Trump para socavar sus esfuerzos de paz. Consideran la guerra en Ucrania como suya y, sin tener cómo hacerlo, se comprometen al envío de ayuda económica y militar; están obnubilados con que, si Ucrania no gana, Europa también pierde, lo cual es el incentivo para su propaganda de seguridad y continuar la guerra.
Hoy varios países europeos se aproximan a la neutralidad en el conflicto, quieren ver sus problemas desde esa perspectiva y esperan el respeto de Bruselas de no interferir en los asuntos internos de otros sin ambición de decirles a otros cómo vivir, qué hacer o cómo decidir.
Los líderes de la UE han querido complacer a los medios liberales en los últimos años atacando al presidente Trump. Incluso el grupo Visegrado (“los chicos malos” que desafían a Francia y Alemania en la UE; República Checa, Hungría, Polonia y Eslovaquia) está cambiando; mientras Polonia se afirma al mandato UE, Hungría se sostiene como contradictor y más cercano a Trump y a Putin. Víctor Orbán ratifica que la cumbre en Budapest sigue en la agenda: “La cumbre de paz de Budapest está en la agenda. Los estadounidenses y los rusos están negociando y podrían alcanzar un acuerdo en cualquier momento”, dijo el premiere húngaro.
Bruselas lleva mucho tiempo intentando pasar por encima de los Estados miembros; este es el principal debate en la Unión Europea. Quiere hacer de la Unión unos “Estados Unidos” federalizados, algo incongruente y descalificador. La Unión Europea nació para ser una sólida integración de países soberanos, autorizados y dispuestos a respetar sus especificidades nacionales.
Es probable que ninguno de los actuales socios de la UE esté dispuesto a renunciar a su cultura, a su soberanía, a su religión, a su historia, a su patrimonio. Cada uno querrá seguir siendo lo que es en Europa. El Tratado de la UE establece su regencia y decisiones bajo unanimidad; intentar lo contrario constituye violación al tratado. En realidad, bajo los gobiernos de Jens Stoltenberg y Úrsula von Der Leyen se está haciendo.
La UE, con su actuación negacionista para alcanzar un acuerdo de paz, es consecuente con las palabras del presidente Putin: “Bruselas se prepara para la guerra y quiere que los europeos paguen las consecuencias”. Como parte de esta preparación bélica, la Comisión Europea ha elaborado un presupuesto de siete años que se centra más en Ucrania que en la Unión Europea; la mayor amenaza para la economía europea no viene de fuera, sino de la propia Bruselas”.
Mientras Europa se hace más distante para el resto del mundo y se niega a proponer por su cuenta un acercamiento con Moscú y alcanzar un acuerdo sin mediación de Trump. Trump y Putin son el único camino de paz para Ucrania




