Cada vez más personas se concientizan de estar haciendo parte de un mundo de mentiras y ficciones, es la “distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales” es la posverdad según la RAE. Pero y entonces ¿Qué hubo de la verdad?
Cuando alguien crea una mentira y alguien más lo cree, nace una noticia falsa y cuanto más tiempo pase y más personas crean la mentira, está deja de ser una noticia falsa y se hace verdad. Lo tajante de estas prácticas es que impactan las emociones humanas y con ellas el comportamiento social.
La desinformación y la propaganda no son nada nuevos, se documentan vestigios de 3 mil años AC. de nacientes culturas que hacían gala de sus ficciones en las que fundamentaban su poder ¿Qué decir del siglo XX y los legados al XXI que nos ha correspondido?
Conflictos mundiales como los que ahora evidenciamos por su gran despliegue han estado desde siempre haciendo parte en el devenir de la humanidad, pero ahora lucen más intensos y verdaderos por el indetenible desarrollo tecnológico y el consecuente crecimiento del espectro informativo de medios y redes de comunicación.
Los Estados tienen un “arma de guerra” en los medios, estos fabrican y promocionan con intencionalidad su información. En Europa y Oriente Medio las noticias de las guerras de hoy son ofrecidas como verdad. Ya en el periodo de la Guerra Fría se usó por parte de Rusia y Estados Unidos para mentir y someter.
En la cercana política criolla que por largos años y sobre una mentira tras otra lideres han construido emporios políticos y económicos, han masacrado verdades y manipulado la opinión pública para ponerla en el lugar de sus intereses sin importar cuanto se pueda desestabilizar y corromper.
Producir y difundir información es incluso visto como un arte y una tendencia en la que se consumen sociedades enteras, a veces con gran aprovechamiento otras que es la generalidad, se idiotiza irremediablemente tras el consumo permanente de información precaria y peligrosa.
Como agente de la comunicación defiendo la información producida y promocionada en la formación de un pensamiento crítico y una mayor cohesión social como objetivos de un periodismo trasparente y responsable, asumo como un “filtro” de independencia y objetividad.
Siguiendo a grandes medios he tenido sensaciones de creer ciegamente en su contenido que de manera audaz muestran como verdadero con el uso de ingredientes humanitarios y solidarios sentimentales, lamentablemente han sido permeados hasta el “tuétano” por influencias de todo tipo que destruyen sin escrúpulos. La ausencia de control informativo bajo el rigor de la verdad y su velocidad de difusión crecen la masa inhumana de la posverdad.
La IA se presenta ahora como una poderosa herramienta, sin control ni criterios éticos, crean un apetecible escenario para la manipulación informativa y con ello efectos provocados en audiencias investigadas en lo que quieren y sienten, están más ansiosas y listas para atender, con ello la exposición a seguir perdiendo su capacidad crítica.
Es indefinido el número de agentes productores que con sagacidad incluyen elementos de fascinación y distracción tendenciosa que provocan la viralización de falsa información que confunde, radicaliza y polariza haciendo cada vez más difícil de separar una noticia verdadera de una falsa.
El mundo periodístico pierde la objetividad de sus hombres y sus medios, ahora deja todo en manos de una generación sin control en la producción o creación de su posverdad y la verdad ¿dónde a quedado?