Las preocupaciones se multiplican, el mundo que hemos conocido se desmorona.
muyinteresante.com
El mundo pierde y se pierde; todos lo estamos perdiendo. El desafío económico mundial se atiza con cada día de guerra, una guerra que, según el presidente de Rusia, Vladimir Putin no ha comenzado; una guerra que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden alarga visitando a Arabia Saudita (Su eterno enemigo) y eliminando sanciones a Venezuela en su afán de conseguir lo prometido a Europa desde la OTAN.
Las devastadoras consecuencias de las sanciones a Rusia ya tienen una afectación mundial que es evidente en la creciente crisis económica y financiera y que obliga a cada gobernante del mundo a innovar con estrategias de choque en un intento por evitar el colapso.
El nuevo orden económico mundial que se gesta hace más de cinco años conduce a una trasformación multicéntrica, es decir, una ruptura del unipolar poder que obliga dependencia, por acuerdos en los que lo único importante es el logro de objetivos sin tener en cuenta las diferencias ideológicas.
Europa sometida desde la OTAN, testimonia la caída de gobiernos locales por desacuerdos internos frente a la postura de la guerra y el hasta ahora inevitable y terrorífico desabastecimiento energético. Estados unidos logró su mayor objetivo, separar a Alemania de Rusia.
América Latina estrena gobiernos progresistas comprometidos con el cambio social que pueden terminar en el desencanto de sus electores ante la imposibilidad de frenar la devaluación de sus monedas. Varios países de la región han abandonado la supremacía que ejerció Estados unidos por décadas, no volverán.
Asia está cada vez más cerca a China y más distante de Estados Unidos, situación que obligó al presidente Biden a extremar desde la diplomacia, la neutralidad ideológica en su paso por Emiratos Árabes Unidos. (Algunos lo consideran humillante)
En África la falta de alimento crece los niveles de hambruna situación en la que el gobierno de Turquía ha intervenido logrado acercamiento con representantes de Rusia y Ucrania a fin de realizar envíos de cereales. El G7 quiso obligar a los africanos a condenar a Rusia por su invasión a Ucrania y encontró una respuesta tácita, “Los cereales son más importantes que las palabras”.
Es inquietante como el mundo se mueve, la lucha estratégica de poderes conduce a las crisis económica, alimentaria, climática, ideológica, política… el mundo está maniobrado y busca protección en sí mismo y en un intento por nuevas fórmulas y esperanzas que no escalen la guerra.
La multipolaridad del mundo conlleva trasformaciones que determinan fraccionamientos y nuevas alianzas obligadas por la necesidad de mitigar las crisis.
Ahora empezamos a entender que el mundo no es de todos, el mundo tiene dueños y por ello muchos no sabemos para adónde va.