Oscuridad

Europa se acostumbra a vivir sin electricidad. La navidad se torna en un momento del pasado / El contexto es extenso, por años los europeos se entregaron con tranquilidad a la iniciativa rusa, pocos imaginaron un escenario diferente tras reducirse casi al extingo de la guerra fría / La OTAN, moribunda y una UE apenas cumpliendo sus tareas no provocaban afán ni temor / Solo faltaba la chispa que prendiera un nuevo momento de incertidumbre y temor, llegó… se inventaron una guerra.

Pero como la electricidad los buenos tiempos se cortaron de un momento a otro. Se claudicó incluso la posibilidad programática del accionar diplomático como el del servicio de luz. Todos los países de la UE sufren ahora, las viviendas, escuelas, universidades y oficinas se pagan de un momento a otro. El gas y la calefacción no están por varias horas y se sucede una alegría indescriptible cuando todo se vuelve a encender, incluso la vida que florece por instantes, la navidad ilumina millones de arbolitos con luces de colores…  de repente todo queda a oscura de nuevo.

Cuando la luz está, no se pierde tiempo, se hace todo por adelantar oficios y soportar la tenebrosa penumbra que, en cualquier instante, se larga…

Un intenso ruido en la lejanía urbana que para algunos es nuevo, nostálgico para los más viejos, son los generadores de energía revividos contra todo pronóstico, terminando años de intensos acuerdos y tratados medioambientales.

En cada hogar ahora se hace lo posible por tener un generador. Puede ser incluso ahora un gran regalo de navidad, ayudar con las antorchas, la leña, las velas de parafina, los fósforos que escasean en todos lados y que una vez incendiados ahora reposan esperando un segundo uso que permita llevar fuego de un lado a otro y calentar las noches al menos en las plantas bajas que es más fácil.

Almacenar agua en todo tipo de utensilios porque ahora el agua no se provee con energía sino con recipientes de colecta que contienen nieve, se pasa poco tiempo en las oficinas y todos se apresuran en llegar a casa en busca de abrigo y comida, solidaridad para soportar unidos el ánimo depresivo.

Una sopa será suficiente para el día y algún pedazo de pan comprado con dinero efectivo, sin energía las tarjetas reducen su condición de compra.

La media luz y el frio hacen bucólico el panorama, un retroceso en el tiempo. Ya en casa sólo unas horas de energía, ¡oh maravilla! hay luz, así que pueden comer, ver la TV, usar internet y ducharse con agua tibia, la energía es un lujo que acaba pronto. Vuelve la oscuridad.