El secretario Rubio advierte sobre Beijing, ¿Qué ofrece Washington? América China es el principal socio comercial de Suramérica. La visita de Rubio a Ecuador está trazada para «contrarrestar a actores malignos extra continentales», según el Departamento de Estado, en referencia a China como socio comercial cada vez con mayor importancia en Ecuador y América del Sur. China en 2024 alcanzó la principal fuente de inversión extranjera en el país suramericano.
El presidente de Ecuador, Daniel Novoa, fue a China por una deuda externa considerable que su país debe pagar. Ecuador lo último que requiere es presión de EEUU para intervenir sus negocios con China; eso solo agravaría la situación.
Las consecuencias de la pandemia, el aumento de la violencia pandillera y el crecimiento del crimen organizado son hechos que requieren atención total. Washington por años ha insistido a Ecuador en minimizar sus vínculos económicos con China, sin hacer mucho para ayudarle a superar los graves desafíos. Las fluctuaciones del precio del petróleo, su principal producto de exportación, llevaron a que Ecuador acumulase gran deuda con China, el Fondo Monetario Internacional y otros acreedores.
La Corporación Financiera Internacional para el Desarrollo de Washington, creada por Donald Trump, extendió un préstamo a Ecuador, por 3.500 millones de dólares, aparentemente para ayudar a Quito a pagar parte de su deuda. Pero las condiciones del préstamo no tenían precedentes. Se exigía que la red de telecomunicaciones de Ecuador estuviese libre de cualquier tecnología china (de Huawei, ZTE o cualquier otra empresa china), que en ese momento era la más avanzada y rentable disponible, lo que suponía un coste significativo para los esfuerzos del país por mejorar su conectividad y digitalizar su economía. Exigió también privatizar el equivalente a 3.500 millones de dólares en activos públicos. Además, la decisión sobre qué activos se venderían a intereses privados no quedaría únicamente en manos del gobierno ecuatoriano, sino que sería una decisión conjunta entre Washington y Quito. Se expuso así la poca transparencia del negocio y los efectos asociados del «capitalismo clientelista» en su peor expresión.
Washington negó en 2020 la posibilidad de negociar un Tratado de Libre Comercio (TLC) similar al de Colombia, Perú o Chile que daría acceso preferencial al mercado estadounidense, contribuyendo al aumento de las exportaciones ecuatorianas y, por consiguiente, a la obtención de divisas para el pago de la deuda.
Para Pekín, la misma propuesta tuvo una excelente acogida en 2024. China ofrece hoy un mercado en expansión para el aceite, camarones, frutas y verduras. Las empresas chinas han consolidado su presencia en Ecuador.
La misión del secretario Rubio a Ecuador trasciende por retomar los asuntos en los que probablemente Ecuador ya no esté interesado. Aun cuando la política estadounidense hacia Latinoamérica se ha centrado en excluir a China de la región con presión sobre Panamá, Chile y Brasil.
Para Sudamérica, China se ha convertido en su principal socio comercial. La inversión china en la región se estima en 200 000 millones de dólares, aún mucho menor que la de EEUU, pero en rápido crecimiento, especialmente en sectores de vanguardia como la movilidad eléctrica y la economía verde.
La política de intentar excluir a China de América Latina está fracasando y seguirá así porque la región necesita con urgencia más comercio e inversión extranjera. EE. UU. debería competir, no prohibir.