El presidente Donald Trump sobre seguridad nacional se soporta en la necesidad de tierras raras y combustibles fósiles. / El gobierno Trump busca puntos en común con el mundo.

La actualidad geopolítica hace que EEUU intente encontrar puntos en común con Rusia; es su mayor apuesta, convivir con China como un socio comercial en igualdad de condiciones. La estrategia busca con determinación acuerdos Pekín-Taipéi y que en el inmediato futuro Europa, que se está borrando sola, desde Berlín, París y Londres, acuerde con Moscú. Medio Oriente está controlado y no preocupa; Latinoamérica seguirá bajo la sombra, mientras la India, pese a su gran tamaño de población, apenas se menciona.
La lógica de esta estrategia luce incoherente: se admite el fin hegemónico de EEUU, se plantea el respeto soberano de países cuyos sistemas de gobierno son diferentes al de EEUU, se critica a Europa por sus prácticas antidemocráticas, pero afirma su hegemonía sobre todo el hemisferio occidental.
Todo conduce a un hilo con lógica de recursos como combustibles fósiles. Con el petróleo manando en abundancia desde Texas, Canadá y Venezuela, EEUU saldría del Golfo Pérsico sin abandonar a Israel.
El gas ruso que Europa abandonó selló la desgracia de la UE: Alemania se desindustrializa a velocidades pasmosas; Gran Bretaña y Francia, con su sueño imperial en profunda decadencia tras el fracaso de sanciones a Rusia y la victoria de este en Ucrania, están ahora aseguradas Está sucediendo: acomodar a Rusia y romper los vínculos de larga data de EEUU con las élites rusófobas de Europa.
Con China, la situación con las tierras raras es delicada; Pekín controla las tierras raras mediante refinación de algunos productos que EEUU no puede abastecerse en cantidades adecuadas en ningún plazo. Dado que no existe sustituto para el elemento galio en los microchips avanzados, el ejército estadounidense no puede ahora enfrentarse a China y prevalecer. La distensión es necesaria y aceptada por ambos países.
Una irrealidad aparente asoma en El Pentágono: cierre de bases, desmantelamiento de portaaviones y armas nucleares junto a una reconfiguración de la Armada asentada en las necesidades regionales. Pero es igualmente irreal la idea de que Europa intensificará su gasto militar actual, mientras sus economías siguen en declive.
En América Latina, pese a que algunos países son vistos como desadaptados pasajeros por su dirigencia de cacicazgo actual, como México, Brasil, Colombia, Venezuela, Nicaragua y Cuba, EEUU busca la reindustrialización y liderazgo tecnológico, protege su sistema financiero y el dólar global. Quiere construir un ejército invencible y de amplio espectro, al tiempo que promueve una prosperidad compartida.
La estrategia de romper el orden mundial crea pánico en élites europeas y demócratas en EEUU que están usando los medios de comunicación como bastión de lucha para mantener el viejo orden y negar un espacio político novedoso de intervención e intento de prevenir la confrontación nuclear final.




