Iglesias perdió y desconcertó con su renuncia tras la abrumadora victoria de la derecha en las elecciones regionales de Madrid
El carismático Iglesias buscó revolucionar a la izquierda en una España sumida en la austeridad al grito de «Sí, se puede».laizquierdaperiodico.com
Profesor de ciencias políticas y figura de la izquierda radical en España. «Podemos» es su movimiento político que heredó al movimiento de los indignados y grupos de protestas antiausteridad desde 2011
Ha perseguido el poder desde que se abrió una puerta como uno de los vice presidente en el gobierno de Pedro Sánchez.
Un año después, desconcertó al dimitir para presentarse a las elecciones regionales de Madrid.
Fracaso a sus 42 años, la inclusive amplia participación de los partidos de izquierda, se vieron arrollados por la derecha en toda la región de Madrid.
Afirmó que «es evidente que a día de hoy (…) no contribuyo a sumar», por lo que anunció que abandona todos sus cargos y la política entendida como política de partido.
«cuando uno deja de ser útil, tiene que saber retirarse»
Iglesias se unió a las juventudes comunistas al inicio de los años ochenta, una temprana militancia que lo llevaría a interesarse por los movimientos antiglobalización y el nuevo socialismo surgido en América Latina.
Doctorado en ciencias políticas, licenciado en derecho, máster en comunicación y docente en la Universidad Complutense de Madrid, Pablo el hijo de una abogada y un líder obrero perseguido del franquismo. con el grito «sí, se puede», ingresó en 2014 al Parlamento europeo y en 2015 pusieron fin junto a los centristas de Ciudadanos al bipartidismo de socialistas y conservadores en España.
Podemos se convirtió en tercera fuerza del Congreso español, donde las formas y el aspecto de sus integrantes contrastaban con la solemnidad parlamentaria.
En 2018 terminó por ayudar a investir a Pedro Sánchez, con quien en 2020 formó el primer gobierno de coalición de España tras la dictadura franquista.
Carismático y amante de los debates televisivos, generó discrepancias en sus seguidores junto a su mujer y ministra de Igualdad, Irene Montero, como mano derecha.
Las alabanzas cosechadas entre los suyos contrastan con la demonización que ha hecho de él la derecha, que critica sus vínculos con la izquierda latinoamericana y el chavismo, su pasada militancia comunista o su cercanía con los separatistas vascos y catalanes.