La afectación mundial se va a prolongar por años, nadie conoce la verdad de la guerra, pero cada día Rusia avanza y se hace vencedor con su presidente Putin y un creciente respaldo ciudadano, mientras Ucrania con un optimismo fundado por el presidente Zelensky, busca minimizar los daños para mantener la moral en alto y acentuar el dramatismo en busca de crecer la solidaridad internacional.
La guerra creció y las negociaciones de paz desaparecieron, el fin es cada vez más lejano mientras el mayor problema lo sigue soportando Ucrania con perdida constante de territorio y número progresivo de muertos civiles y militares. Urge una negociación directa, Ucrania debe saber elegir desde una posición política lo que necesita y es Zelensky el responsable de promoverla.
Lejano a esa posibilidad Zelesnky sigue avivando sanciones a Rusia por parte de una ya afectada y cada vez más resquebrajada Unión Europea. Pretende ahora la negación del visado a los ciudadanos rusos en Europa. Ello ahondará los problemas xenofóbicos y económicos al tiempo que alentará rápidas respuestas energéticas por parte de Rusia.
En tanto no se produzca una estrategia de negociación de paz por parte de Ucrania los verdaderos gestores e impulsores de la guerra seguirán en el disfrute de la distribución de la riqueza en la reconstrucción del país. Aquí el papel de occidente está limitado a las acciones de Estados Unidos mientras la Organización de Naciones Unidas una vez más da muestras de incompetencia al excluirse sin razón de promover una rápida culminación de la guerra.
Zelensky rentabiliza cada sufrimiento de su país, pero el mundo empieza a cansarse de las nulas acciones por terminar una guerra que empezó en realidad hace 8 años y de la que poco o nada se sabía y que ahora genera consecuencias mundiales.