Sin piernas y sin ojos los escaladores hicieron la aventura de escalar el sueño que para muchas personas les cuesta la vida / ¿porqué se atrevieron en esa aventura?
Inglis, el montañismo sufrió una grave congelación en el Monte Cook en su país y tuvieron que amputarle las piernas por debajo de las rodillas /LP7D/BBC/
Vark Inglis, “No tengo ninguna discapacidad”, «Simplemente tengo una complicación extra en mi entrenamiento y tengo que concentrarme mucho más en la montaña y esforzarme más». camina con prótesis y hace unos años, alcanzó el punto más alto de la Tierra, la cumbre del Monte Everest con 8.849 metros de altura.
Escalar el Monte Everest es caro. Un extranjero paga por ello al menos 40.000 euros; los costes a menudo ascienden al doble. Esto incluye la tarifa del permiso gubernamental, equipo, cilindros de oxígeno, vuelos nacionales, alojamiento, comida y un equipo local de ayudantes para guiar la ruta, transportar el equipaje y cocinar. Inglis dice que un patrocinador cubrió la mayor parte de los costos. Él mismo recaudó donaciones por valor de 70.000 dólares estadounidenses, que se utilizaron para un centro de rehabilitación en Camboya .
El chino Zhang Hong quería demostrarse algo a sí mismo y a su esposa escalando el Monte Everest en mayo de 2021. «Después de perder la visión a los 21 años, siempre quise hacer algo para hacer mi vida más emocionante», Zhang vive en Lhasa, la capital del Tíbet, donde trabajó como masajista. Cuando empezó a quedarse ciego debido al glaucoma, su esposa se casó con él, en contra del consejo de otras personas. “Siempre quise hacer algo para demostrar mi valía y demostrarle que se casó conmigo sin perder nada”.
Mucha gente lo llamó loco por su idea de escalar a la cima del mundo, no tenía experiencia en montañismo, “No podía ver los alrededores, pero el viento me daba en la cara y podía oler la nieve, pero lo más importante era que podía escuchar el sonido de muchas banderas de oración ondeando al viento”
Para ponerse en forma, subía cada día durante varias horas las escaleras hasta el duodécimo piso con entre 20 y 30 kilogramos de equipaje y pesadas botas de montaña en los pies. Pidió prestado el dinero para su viaje de varios meses, parte del cual fue recaudado mediante crowdfunding. Un equipo de filmación lo acompañó en su aventura. El año pasado se estrenó el documental “Cumbre Invisible”.