Kallas primera ministra estonia, aliadas fiables del régimen de Kiev y dura crítica de Rusia, es la nueva alta representante del bloque comunitario para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, en sustitución de Josep Borrell / Su marido trabaja en Rusia y niega algún proceder delictivo.
Kallas y Von der Leyen / Kaja Kallas se convirtió en la primera mujer primera ministra de Estonia en enero de 2021. Integrará la diplomacia de Europa con Úrsula Von der Leyen que va a presidir la Comisión Europea, Antonio Costa será el presidente del Consejo Europeo y Kaja Kallas, la jefa de la diplomacia europea/LP7D/
Kallas afirma que se trata de «una enorme responsabilidad en este momento de tensiones geopolíticas». «La guerra en Europa, la creciente inestabilidad en nuestra vecindad y a escala mundial son los principales retos de la política exterior europea. Mi objetivo será trabajar para lograr la unidad de la UE, proteger los intereses y valores de la UE en el cambiante contexto geopolítico y construir asociaciones globales»
Kallas ha promovido la destrucción de monumento soviéticos en su país. monumentos dedicados a los soldados caídos en la lucha contra los nazis en la Segunda Guerra Mundial. El Ministerio del Interior ruso la incluye en una lista de personas buscadas.
Kallas y su excesiva postura critica a Rusia (rusofobia) genera mucha sensibilidad para el cargo que desempeñara «¿De verdad vamos a poner en este puesto a alguien a quien le gusta comer rusos para desayunar?» se preguntan en varias ciudades de Europa.
Kallas está a favor de enviar tropas a Ucrania, (su pensamiento bélico) se argumenta en que los países occidentales «no deberían tener miedo» de oponerse a Rusia y «no deberían tener miedo de su propio poder».
Kallas como su colega Úrsula von Der Leyen tiene serios cuestionamientos de corrupción por los negocios de su marido en Rusia, haciendo caso omiso de la orden del gobierno de Estonia de suspender cualquier vínculo comercial con la madre patria.
Ciudadanos en Europa ahora la califican de «hipócrita» al negarse a renunciar, aduce que no tiene nada que ver con el trabajo de su esposo y rechaza haber cometido delito alguno. Un mal comienzo para la el futuro de la diplomacia europea.