Tel Avid actúa con ilegalidad y provoca el aumento de violaciones de la tregua y las bajas civiles / Está roto el acuerdo del 9 de octubre tras 591 ataques aéreos y de artillería / Gaza informa que 347 palestinos han muerto y 889 han resultado heridos desde el anuncio de tregua.

El mismo patrón de conducta israelí prevalece hoy en el Líbano; el acuerdo de alto el fuego en 2024 con la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas registra más de 7.500 violaciones del espacio aéreo y casi 2.500 violaciones terrestres por parte de Israel, en lo que el relator especial de la ONU describe como un “total desprecio por el acuerdo de alto el fuego”.
La actitud israelí hacia los acuerdos de 20 puntos del Plan de Gaza son una burla, apenas algún intercambio de prisioneros y un tiempo que aprovechó Israel para dar un respiro a sus fuerzas militares y reanudar su ataque a gran escala. Evidentemente, el gobierno israelí no tenía intención de implementar las fases posteriores de dicho acuerdo.
En Gaza, la entrada en funcionamiento de un gobierno extranjero implicaría un organismo internacional encabezado por un firme defensor de Israel: Donald Trump. El otro posible miembro de este organismo supervisor es el ex primer ministro británico Tony Blair. Un hombre que para los árabes es cómplice en la invasión estadounidense de Irak en 2003.
Dado que el plan favorece considerablemente a Israel con la permisividad de continuar ocupando partes de la Franja de Gaza indefinidamente si no se cumplen ciertas condiciones, que sólo Israel decide. El plan sentó las bases para que Israel declare que debe continuar no solo la ocupación, sino también sus letales operaciones militares.
Mientras tanto, la administración Trump enfrenta serias dificultades para comprometer países que participen en la propuesta fuerza internacional de estabilización. El no cese de operaciones tras dos años de brutales operativos no logra reducir a Hamás; una fuerza internacional más pequeña y débil tampoco lo lograría. La violación al acuerdo de cese al fuego limita a los países su intervención; también los países árabes y otros de mayoría musulmana no quieren que se les vea haciendo el trabajo sucio de Israel.
Las motivaciones de Netanyahu para continuar la guerra se mantienen prácticamente inalteradas. Su permanencia en el poder implica mantener unida una coalición de derecha en su país que incluye a extremistas que no se detendrán ante nada que no sea una limpieza étnica completa de los palestinos.
EEUU está ausente por dedicar todo su esfuerzo a la guerra en Ucrania mientras tanto, Israel permite que los palestinos salgan de Gaza, pero no que vuelvan a entrar. Analistas aseguran que, si el interés de Trump en los acuerdos internacionales regresa a Medio Oriente, no será Israel-Palestina, será Irán.
Israel obliga a una división a largo plazo de la Franja de Gaza a lo largo de la línea amarilla; está ocupando poco más de la mitad de la Franja, incluyendo la mayor parte de las tierras donde es posible la agricultura. Israel construye infraestructura con la intención de permanencia.
EEUU e Israel argumentan que los palestinos tienen una vida mejor bajo el dominio israelí que en cualquier territorio gobernado por grupos como Hamás. Trump ofreció construcción de complejos residenciales en reemplazo de tiendas de campaña, escombros y barro en que se han convertido el hogar de miles de gazatíes.




