La élite mundial tiene cita cada año en Davos – Suiza, el Foro Económico Mundial define la agenda 2025, para una “nueva era de la humanidad”. Mientras el orden geopolítico se ajusta, la “nueva era de la humanidad” es asistida desde la tecnología, para “elevar a la humanidad” hacia su siguiente fase, la fase de control con uso de Inteligencia Artificial – IA, la perdida de la privacidad.
Davos convoca a líderes mundiales para abordar desafíos globales y regionales clave, entre ellos, responder a las perturbaciones geopolíticas, estimular el crecimiento para mejorar los niveles de vida y gestionar una transición energética justa e inclusiva.
La era de la IA deja atrás la cuarta revolución industrial, viene, dice la agenda 2025 “una era que va mucho más allá de la mera tecnología, una revolución social que tiene el poder de elevar a la humanidad o incluso destrozarla”, se entiende como una nueva revolución y sumisión; mientras se obliga al mundo desde la realización de cumbres de protección medioambiental, las grandes tecnológicas rompen cualquier acuerdo con el anuncio de su necesidad de energía nuclear, algo quizás equiparable sólo con la invención de la luz eléctrica y todo su potencial de destrucción y trasformación.
“Para que esta trasformación implique desarrollo, debe ir más allá de los avances tecnológicos para mejorar efectivamente el potencial humano”, entonces la “nueva era para la humanidad”, debe someter y suprimir libertades, una condición que tiende por la capitulación y control absoluto sobre el espacio personal, la propiedad y la comunidad. Un concluyente final de la intimidad desde ostentosos equipos tecnológicos ofrecidos como elevación de la humanidad.
“Las plataformas basadas en IA, están empezando a mediar las comunicaciones a través de algoritmos de redes sociales que deciden sobre contenidos y a través de asistentes virtuales gestionan todas las interacciones”, es decir, alienación segundo a segundo, determinación sobre cada ser humano que por años ha estado entregando con satisfacción todos sus datos, toda su vida expuesta como parte de esa sociedad líquida en la que todos sufren una crisis de identidad y valores, y buscan a cualquier costo un momento de referencia que le permita definirse, hacerse ver.
“A medida que estos sistemas se vuelvan más sofisticados moldearan cada vez más el flujo de información en la sociedad”, una sociedad que se siente feliz por ser espiada y favorece a los espías entregando todo por un momento de reconocimiento, un motivo de satisfacción porque alguien los ve mientras existen y como refería Eco en Bolonia, “no importa si existen como criminales o imbéciles”, las elites estarán felices en Davos 2025.
“Esta nueva era de la inteligencia y la tecnología ya no es solo una herramienta o una extensión de las capacidades humanas, es un socio en la creación de un mundo donde cada individuo tiene la oportunidad de alcanzar su máximo potencial”, es decir, una extensión de las condiciones del ser humano para su propio control social, un suicidio obligado.