Tras el intercambio de los rehenes supervivientes devueltos a Israel y los prisioneros palestinos liberados, vendrá el retiro de la franja de Gaza de las Fuerzas de Defensa de Israel, pero entonces la paz será extremadamente frágil / Irán hará todo lo posible por reconstruir la resistencia bajo una nueva dirección / Poderosos representantes en ambos bandos consideran el acuerdo como un fracaso peligroso. Nos espera un “largo camino”
¿Funcionará este acuerdo? Netanyahu ha manipulado todo a su manera hasta ahora, desde antes del 7 de octubre, cuando estaba a punto de ser destituido para ser investigado por diversos delitos. El rearme de Hamas era un anuncio a gritos que desoyó el ejército hasta entonces vendido como el más poderoso del mundo; hoy sabemos que es una ficción. Tras dos años, EEUU ha intervenido para evitar un mayor desastre en la región. Israel dividida y en la mira de Hamas provocó la incursión de sacrificio y llamó la atención mundial; bajo el amparo de EEUU, atacó a Hezbolá y Hamás y al financiador gobierno de Irán. Un velo para proteger a Netanyahu y unir en Torino a la guerra a la dividida nación judía.
Hamás ha asumido un gran riesgo al aceptar la liberación de rehenes, y con ello renuncia a parte de su influencia importante sobre Israel, y sin la certeza de conseguir todo lo que ha querido a cambio. Israel mantiene el control militar que le da poder mientras Benjamín Netanyahu se salva y salva a su país.
El acuerdo inicia con la liberación y desocupación, pero de inmediato los asuntos importantes trascienden un plan para el gobierno de Gaza y el desarme de Hamás.
Hamás ha depositado su confianza en EEUU como garante para el fin de la guerra y es probable que, a futuro, bajo concesiones de Israel, logre que le dejen cierto acceso a las armas y un papel en la Gaza de la posguerra. Es apenas una ilusión. Israel hará un repliegue parcial de sus fuerzas y montará un sistema de seguridad
Analistas universitarios concuerdan en que el debilitamiento en los últimos dos años de guerra tiene como causa la enorme presión por parte de importantes aliados como Catar y Turquía. Es un hecho que el debilitamiento de Hamás lo obliga a aceptar las pocas opciones que tiene y en las que confía a través de EEUU.
Nada en el acuerdo indica que Hamás no permanecerá en Gaza una vez que comience el acuerdo; ello le permitirá reanudar su «yihad» contra Israel.