El discurso de JD Vance en Múnich trazó un nuevo orden partiendo de un EE. UU. reestructurado radicalmente desde su sistema de gobierno y empuja a Europa que se siente castigada, la realidad es que está, sorprendida deberá entender que ha llegado muy tarde. También que debe con urgencia activar una restructuración que al menos le rescate su dignidad y competitividad desde los valores comunes de la asociación trasatlántica y el apoyo de seguridad estadounidense.
El mensaje de JD Vance provocó en los culpables del derrumbe europeo un alegato de interferencia, pero pronto han sido acallados por la crítica severa y docta, o Europa sigue el curso prescrito, o estará indefensa en el futuro.
«En el futuro, los europeos tendrán que asumir la carga principal de proteger su continente», afirma Marc Saxer, director del proyecto Geopolítica y Orden Internacional de la Fundación Friedrich Ebert en Asia.
A los lideres de Europa les resulte difícil descifrar lo que dice EE. UU. para ellos es ajeno lo que se viene en este nuevo concepto de orden. No entienden como EE. UU. busque acuerdo con sus rivales superpotencias China y Rusia para no interferir en las esferas de influencia de cada uno. EE. UU. se interesa en Canadá, Groenlandia y Panamá y de alguna manera sella el destino de Taiwán y Ucrania en la cabeza de Cáucaso.
Trump parece reconoce que una victoria militar sobre China no es realista y le apuesta a un equilibrio de poder global. Europa no lo acepta aún y ello le está saliendo muy costoso.
Europa en un primer paso deberá abandonar su actitud desafiante de “ahora más que nunca” hacia Ucrania y entender lo que es innegable que las burocracias que surgieron en el siglo pasado están desbordadas por las demandas de un mundo globalizado, interconectado y acelerado, especialmente cuando se trata de flujos globales como pandemias, migraciones, crisis de datos o financieras que los tecnológicos en cabeza de Elon Musk quieren hacer que esas engorrosas burocracias sean más eficientes, competentes y receptivas con la ayuda de la inteligencia artificial. El mazazo de JVD Vance tiene entre muchos objetivos una tecnocracia altamente eficiente, fuera del control del soberano democrático y totalmente centrada en proporcionar la infraestructura del capitalismo digital.
Europa debe aprender con urgencia a descifrar en qué consisten realmente estas nuevas luchas de poder. Porque desde la perspectiva del liberalismo –la base común de valores en Occidente hasta la crisis actual– mucho de esto no tiene sentido.
En el plano actual de Europa sus lideres están perdidos y reacios, no entienden o no quieren entender porque ya su influencia no pesa, cada vez disminuye más rápidamente y se deben proteger sus intereses. Pero está claro y debe ser pronto para evitar el peligro de ser aplastados si no entienden cómo funciona.