Trump que asegura que EE. UU. “tomará posesión de la Franja de Gaza”, “se adueñará de ella”, “nivelará” y reconstruirá la zona, expulsando a sus dos millones de residentes y enviándolos a estados árabes vecinos, para luego de un par de décadas reabrir el territorio devastado por la guerra como un nuevo bastión de paz donde la gente de todo el mundo pueda prosperar. Los palestinos que han vivido allí durante incontables generaciones, dijo Trump, podrían regresar.
Trump acelera su paso en Gaza y ahora ofrece al grupo terrorista Hamás llevarlo a vivir un verdadero infierno antes de hacerse con la franja. Pero aun cuando es una apuesta osada el final del plan puede no dar los resultados soñados.
Los palestinos de Gaza no saldrán por temporalidad porque entienden que Israel y sus gobernantes seguirán el camino de Netanyahu de hacer imposible y asegurarse de que nunca regresen a su patria. Trump y Netanyahu ya no estarán entonces después de una posible reconstrucción, surgirán obstáculos y saboteos al proyecto en cada paso. Con toda probabilidad, Israel incluso enviará colonos a Gaza, como ha hecho en Cisjordania durante décadas y nunca abandonaran lo tomado.
Pero Trump debe empezar a exigir el retorno de los gazatíes no a otros países sino a Cisjordania, por ejemplo, será traumático, pero nunca más que ponerlo en un país ajeno
Al igual que en el caso de Gaza, Netanyahu está decidido a librar a Cisjordania de los palestinos, y seguramente se resistiría a la llegada de más. Pero esa será la gestión y exigencia de Trump.
Sucede que estos análisis no se conocen en las clases populares, no son tenidos en cuenta y no entienden, son pocos los que discuten ideas como ésta que mejorarían las probabilidades de que los propios habitantes de Gaza se beneficien de la propuesta de Trump. Las mayorías no trascienden sus diferencias en torno a Israel y Palestina, el propio pueblo de Gaza nunca ha sido más que un medio para un fin.
Desde la derecha asumen la humillación y expulsión de los palestinos como un medio para demostrar legitimidad y poder desde una limpieza étnica. La izquierda que odia a Israel y al “imperio” de EE. UU. utiliza el escenario de los gazatíes para reforzar su postura contra Trump.
De ambos lados creemos en LP7D disfrutan la perspectiva del plan mientras estas consideren arruinar la vida del oponente. Pero está la sensación de sectores del poder y la influencia mediática dejan entrever que las mayorías no parecen querer lo mejor para los habitantes de Gaza.
Trump establece la liberación de Gaza condicionada primeramente por la liberación de los secuestrados por Hamás el 7 de octubre de 2023, acogerá después a los residentes y de paso bloquear el plan manifiesto de Benjamín Netanyahu, de realizar una limpieza étnica del territorio.
Cuando se le preguntó quién viviría en Gaza después de su renovación, Trump fue claro: “representantes de todo el mundo. Palestinos también. Los palestinos vivirán allí”. Pero la confusión se produjo por declaraciones anteriores del mismo Trump que dio a entender que los desplazados habitantes de Gaza nunca regresarían: “Si podemos conseguir una zona hermosa para reasentar a la gente de forma permanente en bonitas casas, y donde puedan ser felices y no ser baleados, no ser asesinados, no ser apuñalados hasta la muerte como lo que está sucediendo en Gaza”.
Pero la situación no cesa allí, la medida de Trump viola las Convenciones de Ginebra, que prohíben la reubicación forzosa de grupos de población, y pudiera considerarse un crimen contra la humanidad si los habitantes de la Franja de Gaza fueran reubicados por la fuerza.
Aparte de Israel, Trump no tiene apoyo de otro país de la región y con dificultad podrá encontrar un acuerdo de transición política y humanitaria para la Franja de Gaza.