Europa camina a su propia desgracia. Sus habitantes son cada vez más afectados por una OTAN maniobrada por Estados Unidos y que afecta con sus intromisiones a la Unión Europea. Tales afectaciones son evidentes en la indetenible alza de precios en servicios y alimentos.
Pero quizás la más grave situación está empezando a llegar, el sometimiento por obligación a grandes y continuos cortes de energía y una constate alza en el valor del servicio. Los alimentos provocan también indicadores de alerta con una inflación creciente y todo lo constituye una guerra inventada a la que fueron invitados por obligación y ahora le llena de incertidumbre. Los europeos se sienten obligados a ser verdugos de sí mismos
Los habitantes del común empiezan a sentir el rigor de una guerra ajena y más aún de un país como Ucrania que antes apenas si reconocían y que a decir de muchos tiene de todo menos Europa.
Sostener el gobierno de Ucrania le cuesta a la OTAN la friolera de cinco mil millones de euros al mes, un gobierno que además no logra alejar el estigma de una rampante corrupción política y con pésimos indicadores de violencia y pobreza desde siempre.
Es apenas razonable que cualquiera se defienda cuando es atacado, también que los más débiles buscan protección en los más fuertes. Ucrania se refugia en la OTAN y ahora la desangra, cada día y cada situación es aprovechada por el presidente Volodomyr Zelensky para enfrentar e involucrar al mundo exigiendo sanciones, restricciones y hasta la inmovilidad de los ciudadanos rusos. Es apenas una muestra del «maniquí» obligado allí, pero al que a diario se le entreve lo funesto del misántropo ególatra y opresivo.