Donal Trump y Vladimir Putin coinciden en condiciones iniciales para una futura mesa de las negociaciones de paz para Ucrania / Trump y Putin pasan por encima de Kiev / Zelensky sin liderazgo y apenas con un incierto apoyo de la UE que también es excluida / UE cree que sin ellos no será posible la paz.
El mundo europeo confirma sus peores temores: ya no será actor de primera línea en las futuras negociaciones de paz, la han arrinconado y muy poco logrará, está por fuera.
Von der Leyen y Kallas, lideres de Bruselas apenas son tenidas en cuenta por medios aliados que reproducen su pensar y avisan que cualquier acuerdo rápido será malo y critican que ceder a las demandas rusas antes de que hayan comenzado el proceso no es la mejor “táctica” para negociar. Su voz apenas es un lamento de sus propias equivocaciones, sucede igual con los jefes de Francia y Alemania.
Las llamadas entre Trump y Putin confirmaron las condiciones iniciales, mientras Rusia mantiene intocables sus objetivos desde el inicio de la invasión, Ucrania se entrega a EE. UU. y Zelensky ahora está más preocupado por su propia seguridad que por la de su país, ya él mismo declinó en favor de Trump, desconoció a Europa y se rindió a Rusia.
Las grandes potencias europeas – Alemania y Francia- apenas tiene posibilidades para sus propios problemas y pretenden un lugar en la mesa de este proceso desde la UE, la misma unión que cada vez está más rota y con socios abiertamente prorusos. Pero la UE busca su papel de importancia y asegura que esto no debe resolverse entre Washington y Moscú y subrayando que tanto Ucrania como Europa deben formar parte de cualquier negociación. El gran miedo en Bruselas es que EE. UU. quiera dar por zanjada rápidamente esta guerra para concentrarse en la región que realmente le preocupa, el Indo pacífico, y que, con el fin del apoyo económico y militar estadounidense, Europa no solo se quede sola al responsabilizarse de la paz, sino que también quede más expuesta ante la amenaza rusa que Bruselas ha vendido de manera imprudente.
La primera señal de alarma a Europa se produce cuando el presidente Trump comenzara por su cuenta las negociaciones de paz llamando a Moscú y, solo después, a Kiev para informar a Zelensky. El Kremlin también ha dicho que la presencia de Europa en la mesa es “prematura”.
Los movimientos de Trump y Putin son soportados por declaraciones del nuevo responsable del Pentágono, Pete Hegseth, dejó claras ayer las líneas rojas de la nueva Administración en EE. UU. sobre la guerra al asegurar que es “irrealista” que Kiev pretenda recuperar las fronteras previas al 2014 –dando por perdidas Crimea y el Donbás– y al cerrar las puertas a su eventual adhesión a la OTAN. Fuentes de la Alianza Atlántica, sin embargo, indican que nada ha cambiado desde que el año pasado en la cumbre de Washington los líderes acordaron que el proceso de Ucrania hacia la OTAN era “irreversible”. “Lo que se dijo ayer es que EE. UU. no apoya que sea miembro en este momento. Eso no contradice que los aliados digan que podrá ser miembro cuando llegue el momento”, aseguran estas fuentes de la OTAN.
El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, ha intentado hoy ser más ambiguo para no contradecir al secretario de Defensa estadounidense, que presentó a Trump como el “mejor negociador del planeta” y negando que lo que estén haciendo sea una “traición” a los soldados ucranianos.
“Vamos a ver cómo progresa todo”, “No podemos permitir que Putin vuelva a intentar capturar otro kilómetro cuadrado de Ucrania en el futuro”, “No se le puede dar una baza a Rusia de que piense que ha ganado esta guerra.
Rutte en realidad ya Rusia ganó y EE. UU. no perdió, Europa junto a Ucrania están vencidos.
EE. UU. Rusia y China en cada situación del entorno geopolítico mundial evidencian con mayor vehemencia su implacable y concordante deseo imperial.