Mientras los derrotistas y los cansados de la guerra se reúnen a diario, la guerra entre Rusia y Ucrania continúa. También la guerra de medios. La violencia vende.
LP7D/Miquel Pellicer
El octavo periodista ha muerto en la guerra de Ucrania, (cifra que ofrece Reporteros Sin Fronteras, RSF) el reportero de vídeo francés Frédéric Leclerc-Imhoff camino a la filmación en el este de Ucrania, impactado por fragmentos de balas atravesaron el parabrisas de su vehículo blindado.
El trabajo de los periodistas sobre el terreno es esencial para entender la guerra y contrarrestar la propaganda, pero ¿a qué costo? RSF, pide a las autoridades ucranianas que muestren una transparencia e independencia ejemplares en la investigación del SBU (servicios secretos ucranianos) sobre esta violación del derecho internacional humanitario”.
Sólo imágenes in situ corroboran el horror de la destrucción bélica, sus muertos, heridos y desplazados, pero incluso muchas de ellas cambiadas de lugar o remplazadas por imágenes de video juego, apenas queda el testimonio de habitantes que pudieran ser reales si al menos la traducción fuera correcta. Una verdad más cercana la llevan quienes mueren, quienes retornan silenciaran por su propia seguridad y eso ya es lamentable.
Gobiernos y fuerzas militares rusas y ucranianas, libran una guerra dirigida contra los trabajadores críticos de los medios para suprimir la información independiente de la zona de guerra. El Kremlin censuró la libertad de informar y Kiev responde con mala información. Queda así sólo la certeza de los independientes mediáticos y sus periodistas.
Según RSF, ocho trabajadores de los medios han muerto y otros 14 han resultado heridos en Ucrania desde que comenzó la invasión rusa. RSF ha presentado cinco denuncias penales contra Rusia ante la Corte Penal Internacional se espera que haga lo mismo contra Ucrania.
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