El tenista puede haber ganado la disputa judicial sobre su visa, pero el proceso descubre cosas que son mucho más graves. Muestran a los serbios como egoístas irresponsables.
A pesar de las pruebas corona positivas, a Novak Djokovic todavía le gusta ser fotografiado con niños, sin máscara, por supuesto. (Foto: Marco Bertorello / AFP)
El tenista puede haber ganado la disputa judicial sobre su visa, pero el proceso descubre cosas que son mucho más graves. Muestran a los serbios como egoístas irresponsables.
Ciertamente, no ha sido una tarea fácil antes de que Anthony Kelly, juez del Tribunal del Circuito Federal de Melbourne, se presentara el lunes. Tuvo que aclarar la cuestión de si al tenista profesional Novak Djokovic se le negó por error la entrada a Australia el jueves pasado. Y tenía que averiguar si era legítimo que los oficiales de la Fuerza Fronteriza recogieran su visa. El juez ordenó al Gobierno australiano su liberación, además de la devolución de sus documentos personales y el pago de los costos legales.
El fallo anuló la cancelación de su visa por motivos de salud de Covid-19 y puso fin a su detención, lo que podría despejar el camino para su intento por un título de individuales número 21 de Grand Slam sin precedentes.
Djokovic dijo; “Estoy complacido y agradecido de que el juez revocara la cancelación de mi visa. A pesar de todo lo que ha pasado, me quiero quedar y tratar de competir en el Abierto de Australia. Sigo concentrado en eso. Volé aquí para jugar en uno de los eventos más importantes que tenemos frente a los increíbles fanáticos”, escribió el serbio junto a una imagen suya y de su equipo en en el Melbourne Park.