Prueba de moralidad impuesta por las autoridades del presidente Donal Trump: Ahora los vecinos pueden ayudar a decidir quién se convierte en ciudadano estadounidense.
En Alemania una reforma de la ciudadanía en octubre pasado bajo de 5 a 3 años tiempo para solicitantes con méritos especiales de integración, como un excelente dominio del alemán, trabajo voluntario o un desempeño profesional sobresaliente. Por lo tanto, el período mínimo de residencia es ahora de 5 años. Así, el gobierno de Berlín promueve la integración y hacer de su país un destino más atractivo para los inmigrantes.
En EEUU la administración Trump está adoptando un enfoque diferente: pruebas de civismo más exigentes, controles a toda actividad en redes sociales e investigaciones vecinales sobre la «moralidad» de los solicitantes. Anteriormente, los solicitantes debían tener una Tarjeta Verde durante varios años, pagar una tasa, superar una entrevista, una verificación de antecedentes, un examen de inglés y de ciudadanía, y prestar juramento. No será suficiente.
Las autoridades federales consideran aún que el sistema actual es demasiado laxo. Quieren examinar a los solicitantes con mayor rigor que antes, centrándose en su integración cultural y en posibles opiniones antiamericanas. Las organizaciones de defensa de los inmigrantes temen que cualquiera que critique la postura del gobierno, por ejemplo, en asuntos relacionados con la Franja de Gaza, la guerra en Ucrania, los carteles del narcotráfico de México, Venezuela y Colombia pueda ser tachado de “antiamericano”.
Aunque desde hace tiempo existe el requisito de descartar a los solicitantes con antecedentes penales u otros delitos, como el impago de la manutención de los hijos, las autoridades ahora también quieren tener en cuenta las «cualidades positivas». Por ejemplo, la formación académica, la participación social, un empleo estable o las responsabilidades de cuidado familiar.
«La ciudadanía estadounidense es el modelo de ciudadanía por excelencia; solo debería ofrecerse a los mejores del mundo», declaró Matthew Tragesser, del Servicio de Inmigración y Ciudadanía, «No debería ser fácil de obtener, y desde luego no la vamos a regalar”.
En Italia, el Gobierno de Giorgia Meloni endureció las admisiones practicando estrictos controles laborales y sociales de comportamiento. No le vamos a regalar la ciudadanía a nadie. “Ojalá exista la misma disposición para retirarla a los inmerecidos”.
En EEUU los solicitantes a partir del 20 de octubre requieren las llamadas verificaciones de antecedentes vecinales. Esto implica entrevistar a vecinos, compañeros de trabajo, supervisores o socios comerciales «que puedan proporcionar información fidedigna sobre el extranjero».
Los solicitantes deben presentar cartas de recomendación de estadounidenses que los conozcan bien. Si la agencia solicita más información y el solicitante no la proporciona, las autoridades investigarán su entorno. Esta práctica era común, pero se dejó de usar en 1991.
Estas acciones han generado nerviosismo entre los solicitantes que lucen preocupados por sus publicaciones en redes sociales o por cómo cumplirán con los nuevos estándares. También puede ser vista como una táctica de intimidación para desalentar a personas con implicaciones judiciales a participar en el proceso.




