La llegada de los talibanes extremistas al poder ha provocado una crisis humanitaria sin precedentes. La catástrofe es inevitable sin más ayuda internacional.
Un país destrozado, impenetrable a las zonas rurales, tratando de vivir del opio que extraen de la amapola. Un país que se desangró por años en una guerra que EE. UU. perdió y abandonó, dejando muerte en cada lugar que soportó la invasión por más de 20 años. Ahora el hambre hace estragos, la desnutrición. © PMA/Marco Di LauroMadres y niños en una clínica móvil de nutrición que cuenta con el respaldo del Programa Mundial de Alimentosl en Herat, Afganistán/LP7D/
El último informe de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF), que llevan a cabo conjuntamente la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), revela que las vidas, los medios de subsistencia y el acceso a los alimentos de 22,8 millones de personas en Afganistán se verían gravemente afectados. ya es el momento.
Más de uno de cada dos afganos está en emergencia alimentaria, la respuesta internacional es ya a fin de evitar una catástrofe humanitaria.
Los sistemas de salud son imposibles, la asistencia de Médicos Sin Fronteras (MSF), son la última posibilidad de vida a los cientos de pacientes desnutridos.
En la capital el sistema sanitario está colapsado y sin insumos básicos para el servicio, nadie responde por el mínimo ingreso de subsistencia, el país muere de hambre. La desnutrición es ahora una peste. Se cree que al menos 23 millones de sus casi 40 millones de habitantes pasan hambre, con cerca de nueve millones a un paso de la hambruna.
Sin agua potable, sin alimento y sumado a ello el Ramadán, respetado por los musulmanes como el mes de ayuno durante el día. La situación desde al pasado mes de agosto que los talibanes tomaron el poder en Kabul, la situación empeoró, no se cumple con lo prometido y las mujeres son sometidas a restricciones inhumanas: no pueden caminar sin acompañamiento de un guardián hombre, tienen prohibido el deporte, sólo van a la escuela hasta los 12 años, no trabajan excepto en algunas labores sanitaria y servicios en el aeropuerto.
Ya no existen decapitaciones ni lapidaciones en público, pero el hambre es peor, la ayuda pedida de 10 mil millones de dólares ha sido solo una promesa.
«Este invierno, millones de afganos se vieron obligados a elegir entre la emigración y la inanición». Es la peor crisis humanitaria ahora.