49 periodistas palestinos han muerto en Gaza. Los que sobreviven tienen el desafío y paradójicamente la primicia de informar desde el centro de la guerra. A su situación se suma la perdida de sus residencias, no saber de sus familiares, la falta de transporte, la escaza y nada fiable conectividad a Internet y la falta de electricidad, duermen en colchones en el patio con higiene inadecuada.
Han sido desplazados pero continúa trabajando desde los Hospitales /LP7D/Democracy Now/
Los periodistas ya no están en sus oficinas habituales, prácticamente viven en el Hospital de los Mártires de Al-Aqsa, que han convertido en una oficina improvisada porque es uno de los pocos lugares donde funciona Internet y pueden cargar sus teléfonos y portátiles.
Han cubierto toda la guerra, en la cerrada Franja de Gaza tras ataques sin precedentes de Hamás a bases militares y localidades del sur de Israel, perdieron contacto con los colegas de Israel, Cisjordania y el mundo.
Los ataques de Israel a todos los vecindarios les obligó a dejar sus residencias de inmediato, saben que han desaparecido, es la situación real en Gaza, todos están pasando por la misma experiencia.
«Recibimos un mensaje que decía que teníamos que evacuar en 20 minutos”
“Terminé mi informe diciendo eso y luego caminé por la casa aturdido, sin saber qué empacar o llevarme”.
“Lo siento más ahora, cada vez que nos desplazamos más y más”
«Te das cuenta de que no se trata del dinero, la decoración o las pinturas, sino de tener un espacio privado y seguro para que tú y tu familia estén juntos».
“Los radios anuncian los ataques, en nuestras casas nadie contesta, naturalmente, suponemos lo peor, debemos seguir cubriendo con el corazón en la garganta”
«Estamos exhaustos, nos conocemos y nos cuidamos, nos apoyamos, la falta de agua y la poca comida, no poder ducharse»
“o morimos juntos o vivimos juntos”.
«Parece que todos los días oigo hablar de un colega cuyos familiares murieron en un ataque o de su propia muerte»
«¿Seré el próximo? ¿Será mi familia la próxima?”.